Opinión / Ensayos · 25/02/2021

25 de Febrero de 1990, tempranas horas de la noche

*Raúl Valdivia | Economista, ex profesor de la UCA y residente en California

(La vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Gabriel García Márquez)

Tomás Borge Martínez, dirigiéndose a la audiencia explica: “Nuestro hermano Mariano Fiallos Oyanguren nos ha hecho llegar un informe preliminar con el 5% de los resultados de las elecciones. No nos favorecen. Agrega Mariano que de acuerdo a su experiencia en otros procesos electorales, un muestreo del 5% marca una tendencia irreversible. No las ganaremos”.

Hace una pausa como tratando de hacer su propio muestreo en los rostros de los presentes, muestreo que le permitiesen ‘medir expectativas’ entre las filas del FSLN de lo que sería horas después el reconocimiento oficial de Daniel Ortega de que el FSLN no había ganado las elecciones. (El FSLN ni entonces ni a la fecha ha reconocido que las perdió, que no es lo mismo que reconocer lo que era evidente, para los nicaragüenses y para el mundo, que no las había ganado).

Lo anterior, a pesar del “trabalenguas” que parece, se puede entender si recordamos que lo que Tomás había explicado ante una audiencia selecta lo que hizo Daniel después ante una multitud de seguidores al decir: “Vamos a gobernar desde abajo”.

Los que hoy escriben (escribimos) para recordar lo que ocurrió ese 25 de febrero de 1990, lo hacemos sobre el mismo hecho histórico, sólo que nuestras respectivas visiones y de acuerdo a las particulares circunstancias de cada quien, al fin y al cabo, En 1914, Ortega y Gasset acuñó en su libro, Meditaciones del Quijote, una frase que generó un largo debate filosófico: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo».

Explicó después Tomás que el informe de Mariano había sido discutido en la Dirección Nacional. Compartió que ‘nuestros hermanos cubanos, soviéticos, y mexicanos, se habían puesto a la disposición del FSLN con todos los recursos necesarios, humanos, y técnicos, para alterar los resultados, pero que luego de discutirlo, habían declinado recibir dicha ‘ayuda’, y por el contrario, la dirección del FSLN en unas horas más aceptaría públicamente los resultados. Comenzaba entonces la ejecución del ‘Plan B’, ganar perdiendo, readecuando la maquinaria del poder, y del partido, como señalo arriba, y recordamos todos, ‘gobernar desde abajo’.

Eso se dijo y eso fue, ha sido……y sigue siendo.

Ya de manera más específica, ese aparente ‘juego de palabras’ de entonces, y de ahora, era el comienzo de la transformación del FSLN, de una organización revolucionaria que había dirigido la derrota del somocismo, a un partido tradicional electoral, en donde como en cualquier otro partido tradicional no siempre ‘lo que se dice es lo que se quiere decir’. ‘Gobernar desde abajo’ fue sin embargo ‘lo que se dijo y lo que se quiso decir’.