Opinión / Ensayos · 19/10/2022

Agotamiento e implosión

La «creatividad» de la dictadura sandinista está copada por el indefectible agotamiento de un modelo, cuyo eje principal es el enfrentamiento a todo aquello que signifique poner en tela de duda sus enunciados, que ciertamente son fácilmente descifrables porque se basan en la obediencia ciega a todo pensamiento, idea u orden emanada desde la única fuente de poder real que existe en el país: la pareja dictatorial. Por eso es que con el devenir de los años se hace más evidente la radical centralización del discurso oficial en la voz de la ilegal pareja presidencial; todos recordamos que el escenario del debate político en la Asamblea Nacional tuvo sus momentos de «independencia» cuando algunos diputados oficialistas lanzaban encendidos discursos alabando la gestión del ejecutivo, o respaldando las reformas propuestas por el mismo; también hubo un grupo de diputados opositores, que si bien es cierto los percibimos más como comparsas de la dictadura que se gestaba, que como una fuerza real que podía presentar una batalla política efectiva frente a la fuerza del orteguismo; pero al final ese espacio de debate se fue apagando paulatinamente hasta tocar fondo y convertirse en un espacio de fidelidad perruna, en donde no sólo los diputados oficialistas loan a la dictadura, sino también la declarada públicamente oposición zancuda del arnoldismo, o de lo que de él queda.

El sector burocrático del Estado, también tuvo su momento en que los funcionarios daban la cara para comunicar los avances de las entidades, incluso los voceros institucionales se «atrevían» a dar declaraciones a los medios de comunicación; hasta la Guardia Sandinista tuvo sus propios espacios donde comunicaban sus proyectos, principalmente aquellos vinculados con las necesidades de la ciudadanía. Todo eso es historia del pasado, los espacios se cerraron y la voz del funcionario terminó amordazada por las diarias diatribas de la vicedictadora, en la cual igual informa de una jornada de vacunación o del estado del tiempo, hasta del fallecimiento de algún ciudadano víctima del dengue en un municipio lejano. Y para cerrar ese círculo de información unidireccional, la dictadura se adueñó o clausuró los canales de televisión e hizo lo mismo con el espectro radial, dando paso a un modelo informativo encasillado en resaltar mentiras y medias verdades, como verdaderos éxitos de la gestión de gobierno; los alimentos mantienen sus precios, la oferta del mercado de trabajo es sobresaliente, la Policía Sandinista mantiene un nivel de seguridad ciudadana cercano a cero delitos; en fin, ver televisión o escuchar la radio significa percibir una realidad virtual cercana a la felicidad total, incluso se inventaron su propia encuestadora, la que de manera sistemática proyecta resultados sobre la popularidad del presidente, la eficacia de su gestión, el grado de felicidad de la mayoría de la población, la confianza en que el futuro será esplendoroso y todo indicador que se les ocurra, nos hará felices con solo escucharlo.

Nunca es suficiente para una dictadura sanguinaria y delictiva el control ciudadano, el círculo se sigue estrechando y los espacios para quienes no pertenecen a la familia se achican exponencialmente, toda relación con actores relevantes, sea financiero, político o de cualquier otra índole sólo puede desarrollarse con la participación de la familia; hemos visto como el Canciller se ha visto disminuido y sustituido por miembros de la familia en la formalización de convenios de cooperación con países que para los dictadores son estratégicos, léase China y Rusia; de igual forma sucede en las relaciones con entidades financieras en donde el Ministro de Hacienda o el Presidente del Banco Central son sustituidos de igual forma por miembros del círculo familiar. Es evidente que tal comportamiento tiene resultados, y es que a pesar del exacerbado servilismo de estos funcionarios, llega el momento de sentirse avasallados y sobre todo que han perdido la confianza de la que gozaban, que es al fin de cuentas la que los hace sentirse «miembros» de la familia, es perder el beneplácito de la fuente de poder, y eso puede ser incluso peligroso, porque esto podría provocar la renuncia o fuga del funcionario, y esto nos lleva a otro momento más delicado: la divulgación de los oscuros secretos de la dictadura, ya sea de su política de exterminio hacia quienes sean considerados opositores, o los posibles truculentos negocios vinculados al latrocinio de los dineros públicos, los tratos con el narcotráfico, las criminales redes de tráfico de personas y sustancias controladas, y otras actividades delictivas que son altamente sospechosas de que sean dirigidas desde El Carmen, o bien gocen de su venia.

La reciente etapa inaugurada por la dictadura, que consiste en desconfiar de funcionarios allegados a los círculos íntimos del poder, es la última de las acciones dirigidas a eliminar cualquier posibilidad de que a lo interno de las instituciones se generen filtraciones de información sensible, o peor aún, que se geste el nacimiento de nichos de disentimiento y estos se proyecten hacia afuera, mostrando la debilidad estructural de la dictadura en su dimensión política. El caso del vocero del Poder Judicial, Roberto Larios Meléndez, y de la magistrada Ileana Pérez, quienes ya se encuentran internados en El Chipote, son la muestra de esta nueva etapa que mencionamos; el caso puede tornarse grave para Larios, quien laboró en el diario Barricada, órgano oficial del FSLN, el que a raíz de la derrota electoral, siendo su director el periodista Carlos Fernando Chamorro, pasó a manos del fallecido comandante Tomás Borge, quien se encargó del cierre del medio y de la venta de algunos de sus activos, generando una airada protesta de los periodistas y personal que laboraba en dicho medio y en donde el periodista Larios Meléndez, junto a la periodista Brenda Trejos Ubau, hija del conocido periodista Ricardo Trejos Maldonado, ya fallecido, escenificaron uno de los episodios más violentos, quemando en la vía pública una bandera rojinegra con las siglas FSLN.

A esta hora algunos, o muchos de los más fieles al orteguismo, estarán pensando que pasos tomar frente a esta nueva realidad; todo suma al silencioso y explosivo escenario que día a día se proyecta sobre la pareja dictatorial y su círculo. La implosión está a la vista, veremos si la dictadura es capaz de reducirla a cero, lo cual es sumamente difícil.

Ezequiel Molina

Octubre 19, 2022