Antítesis del rey Midas
Los asaltos perpetrados por el sandinismo son incontables, e incontables sus fracasos. Bancos, casas, fincas, vehículos y otros bienes menores han sido objeto permanente de la voracidad “revolucionaria”. La plasticidad de los objetivos perseguidos por las acciones de sus protagonistas fueron variando en el tiempo, adecuándose a las circunstancias y a las “necesidades” de los dirigentes, cuidando siempre de convertir en cómplices a “nuestro pueblo”.
La opacidad del uso de los bienes “recuperados” ha sido la norma permanente que ha acompañado ese modus operandi. Según cuenta un viejo militante sandinista, el botín del asalto a un banco fue a dar a manos del entonces “tesorero” de la organización armada, ex ministro, ex magistrado y ex operador mafioso, ya fallecido, Francisco Rosales; botín y guardador se esfumaron y años después el tesorero apareció, dijo que había permanecido en París estudiando derecho en La Sorbona, pero su regreso fue como el del hijo pródigo: sin botín y sin diploma. Los botines “recuperados” en distintas acciones armadas (asalto a la casa de Chema Castillo, asalto al Palacio Nacional), jamás fueron auditados y tampoco ningún dirigente quiso dar cuenta del uso de esos fondos. Según el propagandista más venenoso de la actual dictadura, conocido como el chele Grigsby, el famoso pintor ecuatoriano, Oswaldo Guayasamín, entregó a un enviado sandinista veinte litografías de sus mejores pinturas, diciendo, “las pueden vender cada una en diez mil dólares, para que puedan comprar armas y botar a ese dictador”, Grigsby acusó al fallecido e inoperante contralor José Pasos Marciaq de apropiarse delincuencialmente de dichas obras (Revista Envío, Número 268, Julio 2004).
El asalto a la UCA es uno más de esos episodios delictivos, con los resultados de siempre: fracaso total. La estampida de profesores, empleados administrativos y estudiantes son el resultado inicial de la fallida operación; en lo sucesivo, atestiguaremos el fracaso o la destrucción paulatina de los centros de investigación, hemerotecas, fototecas y demás tesoros que la UCA construyó a través de seis décadas de trabajo incansable, bajo la conducción de los padres jesuitas. Y no podemos dejar de mencionar, la última maniobra dictatorial para seguir la incansable tarea destructiva del sandinismo, el Instituto Pedagógico La Salle de Managua, seguirá operando, pero bajo el control de agentes sandinistas que monitorearán todas las actividades de dicha entidad educativa; es decir, el colegio pasará a ser sandinista, pero bajo la administración de los padres lasallistas. Todos sabemos donde terminará esa historia.
El sandinismo, al igual que el mito del rey Midas, su codicia y el apego a la riqueza, los lleva a un estado de tragedia, y aunque este último, todo lo que tocaba lo convertía en oro, el sandinismo todo lo que toca lo convierte en fracaso o crimen, y además al contrario de la fábula, el sandinismo no buscará al dios Dionisio para que los envíe a la fuente del río Pactulo.
Ezequiel Molina
Agosto 30, 2023