Nacionales / Salud y Vida · 28/05/2020

“Ayer falleció mi padre”, el desgarrador relato del hijo del Dr. Carlos Cárdenas quien murió ignorado en la entrada de un hospital

El 25 de mayo falleció a causa del COVID-19 el reconocido doctor Carlos Cárdenas de 71 años. Murió ignorado en la entrada a la sala de emergencias del Hospital Monte España donde no quisieron atenderlo, hasta que su hija en medio de su llanto gritó quién era su padre, pero al momento de atenderlo ya era tarde, su progenitor había fallecido.

El Dr. Cárdenas era un internista diabetólogo, contaba con una experiencia de más de 40 años y es reconocido por ser el fundador de Sumédico y el sistema de salud previsional en Nicaragua. Pero tenía una oficina privada en Managua y desde allí atendía pacientes, muchos con síntomas de COVID-19, contó su familia al diario La Prensa.

La forma en la murió el médico deja al descubierto la falta de humanismo y temor que impera en el sistema de salud nicaragüense ante la pandemia del coronavirus.

Su familia relató a La Prensa que el médico llevaba días sintiéndose mal, pero cuando ya no pudo más fue llevado al hospital donde ya se había acordado que lo recibirían para intubarlo, pero al llegar los ignoraron, y cuando logró ser admitido, ya era demasiado tarde. 

El hijo del médico, llamado igual que su padre, relató en Twitter cómo fue la muerte de este, dejando ver su enojo e impotencia.

“Ayer falleció mi padre. Cuando recibí la noticia, quedé en shock, grité, lloré y sobre todo un torbellino de odio y dolor me envolvió por completo y se metió en mi ser hasta arrancarme el alma y llevársela.

No pude evitar escupir mi odio contra los sandinistas. Y en vista de ello, hubo uno que otro sapo que me escribió para burlarse y para preguntar que qué tenía que ver el gobierno con la muerte de mi padre. Vaya pregunta estúpida. Y pensar que mi padre se contagió por atender en privado a enfermos de Covid19, incluyendo sapos.

Así es. Mi padre atendió y curó sapos a quienes su ‘milagroso sistema de salud’ vio como mierda; él estaba experimentando con varios tratamientos anti covid y de momento tuvo éxito, porque no se le murió nadie, cosa de la que los mediocres médicos sapos jamás podrán jactarse.

Por desgracia, lo que sabía mi padre, quien era un científico, no un mediquito del montón, se lo llevó a la tumba, desconozco si el dejó anotaciones de sus avances, los que no pudieron salvarlo a él, por la excesiva carga viral que llevaba encima.

Yo perdí a mi padre, pero Nicaragua perdió una oportunidad de quizás dar con al menos un tratamiento que sea eficaz en los primeros síntomas, que fue lo que mi padre hizo y de lo cual sus pacientes podrán dar testimonio.

El estaría vivo, no sólo si este gobierno no fuera tan malvado y sus seguidores no fueran tan estúpidos, como para haber regado el virus de la manera en que lo hicieron, sino que, si el hospital Monte España hubiese enviado la ambulancia, cosa que no hizo, y si lo hubieran atendido de inmediato al llegar por sus medios, cosa que tampoco hicieron, sino más bien lo ignoraron y dejaron tirado en la entrada de emergencia, ignorando los gritos de mis hermanas, hasta que se les dijo que él no era un cualquiera, que era nada más y nada menos que el Dr. Cárdenas, salieron a recibirlo, pero ya estaba muerto.

Si así fue tratado mi padre, ahora imagínense a un ciudadano común y corriente. La dura lección de esto es que quien vaya a un hospital, sea público o privado, ya está casi condenado, porque es obvio que el sistema de salud nicaragüense ha colapsado, lo cual se les advirtió con tiempo a esta manada de imbéciles, pero no hicieron caso.

La única opción que nos queda es la unión de todos los ciudadanos en el único objetivo de sobrevivir al Covid19, desconociendo de inmediato a este gobierno por su incompetencia y ánimo genocida, es decir, desobedecer sus directrices respecto al Covid19 y acatar las que recomienda la OMS , quedándote en casa, previniendo, acudiendo en busca de atención con médicos altruistas como lo fue mi padre y no en los mataderos del MINSA e incluso, sería bueno rescatar la iniciativa de Monseñor Álvarez y llevarla a cabo, ignorando al MINSA.

Esto es un golpe muy duro de asimilar, pero lo haré. Yo no soy como mi padre, ni heredé su bondad y empatía, sólo su determinación, combinada con la otra herencia, la de mi abuelo ex coronel de la GN, efectos de cuyo ADN los sandinistas probarán cuando ya no estén en el poder.

Mi abuelo materno tenía la misma empatía que tengo yo, me la transmitió enterita y sin licuar, y por la memoria de mi padre, juro que su muerte y la de todas las demás víctimas, la tendrán que pagar generaciones enteras de batracios.

Agradezco, con el poco corazón que me queda, las muestras de cercanía y solidaridad que la mayoría de amigos tuiteros tuvieron conmigo y a los sapos que se burlaron les digo: recen mucho para que yo muera antes del triunfo, porque si sobrevivo, conocerán el apocalipsis. Cuídense todos por su cuenta, que aquí no hay Estado”, escribió Carlos Cárdenas hijo.

https://twitter.com/mastercardze/status/1265315475828944896

A esto se suma, que en el Hospital donde murió se negaban a entregar el acta de defunción del médico para no responsabilizarse por el hecho de que él falleció en la entrada del lugar.

“Uno de los médicos le dijo a otro médico, me lavo las manos, no les dije que lo recibieran (al paciente), y nos enviaron a llevar un certificado de defunción al centro de salud y allí nos dijeron que el hospital (donde murió) tuvo que asumir la responsabilidad”, declaró a La Prensa una hija del médico.

Tuvieron que pedirle ayuda a uno de los médicos del hospital para darle el certificado de defunción y con él el cuerpo de su padre. El hospital caracterizó la causa de la muerte como “neumonía atípica”, pese a que fue por COVID-19.

La familia decidió cremar el cuerpo del doctor para darle cristiana sepultura con los honores que merece cuando la situación sanitaria del país esté un poco controlada.

*Foto cortesía