Berta Valle, esposa del opositor nicaragüense encarcelado Félix Maradiaga aseguró este domingo que los familiares de presos como su marido no tienen “ningún tipo de oportunidad de defensa porque el sistema jurídico está tomado por el partido del Gobierno”, según reporta EFE.
Valle intervino desde Estados Unidos en un conversatorio por la libertad de los presos políticos y derechos humanos del pueblo nicaragüense organizado por SOS Nicaragua-Madrid, a la víspera de la “toma de posesión” de Daniel Ortega en Nicaragua.
Valle se mostró preocupada por las condiciones de los presos políticos recluidos en “celdas de máxima seguridad”.
Añadió que son personas que “han sido agredidas físicamente y que no han tenido acceso a un tratamiento médico”.
“Las que están en El Chipote han descrito que sus celdas permanecen en penumbra. También hay otras que tienen la luz encendida las 24 horas. No se les ha permitido tener una frazada de abrigo para poder cubrirse y eso impide la calidad del sueño”, detalló Valle.
Desde la detención de Maradiaga, el pasado 8 de junio, su familia solo lo ha podido ver en cuatro ocasiones
“Antes de la última, nuestros familiares (los presos) estuvieron 45 días incomunicados, es decir, durante 45 días no supimos absolutamente nada de ellos”, agregó Valle, quien definió la “incomunicación” como una “forma de tortura”.
Denunció la falta de atención médica, especialmente el caso de “las personas de la tercera edad”, y la “alimentación deficiente” de los presos, en la medida en que no se garantiza la dieta adecuada a los reclusos con necesidades especiales.
Concluyó que “están a la merced” de un “sistema arbitrario de detención” donde “se ha negado la posibilidad” de que “intercedan” organizaciones de derechos humanos.
El presidente de SOS Nicaragua Europa, Santiago Urbina, apuntó que “en todas esas cárceles están las personas a las que el pueblo identificó como líderes”.
La nicaragüense Araceli Sauceda, de la junta directiva de SOS Nicaragua Madrid, recalcó que continuarán “los plantones en las calles” y “los bailes de resistencia” como forma de reivindicar los derechos de los nicaragüenses.
“Bajo ninguna condición podemos aceptar que sigan cometiendo crímenes de lesa humanidad en nuestros territorios”, subrayó Sauceda.