Nacionales · 05/08/2020

Cardenal Brenes dice que la Iglesia pide porque “su hija está atormentada por el demonio”

El Cardenal Leopoldo Brenes, ofició esta mañana una misa desde la Catedral Metropolitana de Managua, lugar donde el pasado 31 de julio ocurrió un atentado terrorista en la capilla y calcinó la imagen de la Sangre de Cristo.

Brenes dijo que “aquella mujer que simboliza la Iglesia” pide por “su hija” que está “atormentada por el dominio”, ya que “el demonio anda suelto”.

“Aquella mujer que simboliza también esta Iglesia, el Papa Francisco ha dicho tantas veces que la Iglesia tiene rostro de mujer. Pensaba en esta mujer sencilla y humilde que pide porque su hija está atormentada por el demonio, sin duda alguna el demonio anda suelto, como decía mi abuelita, y quiere herir a la Iglesia, quiere herir a los obispos, a los sacerdotes, a nuestras religiosas, a nuestros fieles, sin embargo nada puede, porque Cristo está cerca de nosotros, y nada ni nadie podrá apartarlos del amor de Dios”, expresó el religioso.

Brenes hizo mención de los últimos ataques a varias parroquias y capillas de diferentes ciudades del país, pero que pese a ello la Iglesia Católica sigue fuerte y que “están sin odios ni rencor, porque para el cristiano no hay lugar para el odio, ni para la venganza”.

El jerarca comentó que para el mundo será difícil comprender la actitud de los que estuvieron detrás del acto terrorista contra la imagen, y para él “poder complacer los sentimientos de la opinión pública, de personalidades, pero el Señor nos da la pauta en este momento, desde la cruz, aferrados a la cruz, para poder perdonar”.

“La cruz ahí quedó clavada a pesar de los deseos de destruirla, pero no, ahí está; y ese rostro calcinado de esta imagen es un rostro vivo que nos sigue mirando con mirada de compasión”, agregó.

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El viernes por la mañana, la Arquidiócesis de Mangua informó que una persona no identificada ingresó a la capilla de la Sangre de Cristo en la Catedral y arrojó una bomba, produciendo un incendio que calcinó la imagen de la Sangre de Cristo que lleva 382 años en Nicaragua, y que fue venerada por San Juan Pablo II en 1996, cuando se arrodilló y oró a sus pies, durante su segunda visita al país.