Opinión / Ensayos · 11/05/2022

Chespirito y López Obrador

*Por Ezequiel Molina

La actitud cortesana del presidente mexicano, frente a los tres regímenes autócraticos que sobreviven en América, es más bien una acción injerencista en los asuntos internos de Cuba, Nicaragua y Venezuela. El presidente anfitrión de la Cumbre de las Américas, Joe Biden, ha expresado que no serán invitados los tres dictadorzuelos, únicos en el continente que  permanecen en el poder, alejados de los procesos democráticos que, con sus aciertos y errores, se desarrollan en la mayoría de países del continente de manera periódica.

La actitud de López Obrador es cortesana, porque actuando como un renacido escudero de a pie, se ha dado a la tarea de «protestar» con extremada zalamería ante el anuncio de exclusión de los tres tiranos, disminuyéndose a sí mismo, frente a la arrogancia de los tres matones, convertidos en Jefes de Estado, que no han expresado, oficial o extraoficialmente, voluntad alguna para participar en dicha Cumbre.

Es también López Obrador un injerencista, dado que los tres mandamás han dado muestras contundentes de rechazo a este tipo de eventos, los que inspirados en el mandato de la Organización de Estados Americanos (OEA), promueven acciones divorciadas del pensamiento de los tres dictadores: democracia y libre mercado.

“Nunca he apostado, no apuesto ni apostaré al fracaso de la Revolución cubana”, así se expresó López Obrador en su reciente visita a Cuba, la que formó parte de una gira por  varios países centroamericanos; es de conocimiento público que la principal misión del mandatario mexicano era abordar con los mandatarios de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador y Cuba, una agenda común en materia económica, de salud y seguridad, todo ello apuntando a frenar el desbordado y creciente flujo migratorio hacia Estados Unidos.

Actuando como encomendero de Estados Unidos, el travestido presidente mexicano, a través de su estrategia llamada, «Mirar al Sur», actúa más bien con una «Visión del Norte», sirviendo ahora de muro de contención a la migración cubana y centroamericana, ya sea ofreciéndose como «anfitrión» de los emigrantes, o simplemente como agente del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), deportando a los emigrantes hacia sus países de origen.

Chespirito nos ha dejado, pero su icónica frase, «no contaban con mi astucia», ha sido restituida por este singular mandatario «izquierdista», que navega con aire de revolucionario, sirviendo a su adversario «imperialista»; pero también reaviva el «síganme los buenos», aunque nadie lo siga.

Miramar, Puntarenas.

Mayo 11, 2022