Opinión / Ensayos

Chismerío opositor

Danny Ramírez-Ayérdiz**

En los últimos días, hemos asistido atónitos a la filtración de audios que contienen comunicaciones privadas de algunos opositores. Además, se han difundido una cantidad de capturas de pantalla de conversaciones que persiguen el descrédito de grupos y personas específicas. En primera, quisiera posicionarme en términos jurídicos: la difusión de comunicaciones privadas es un delito y además una violación de derechos humanos. Todas las personas tenemos derecho a la privacidad e inviolabilidad de nuestras correspondencias.

Pero pensemos. ¿Qué se busca con la proliferación de estos audios y capturas de pantalla? Antes que nada, hay que destacar la mala intención al desacreditar a las personas implicadas en estas filtraciones. A mí no me interesa, personalmente, quiénes son los implicados, no me une ningún vínculo ni con los que filtran, ni con los afectados, por eso puedo opinar como un ciudadano más. Pienso que las repercusiones de este tipo de filtraciones impactan directamente en la ya débil cohesión opositora.

Está claro que los difusores tienen un interés particular en dañar la imagen, y ante todo, los esfuerzos que realizan los afectados en el proceso contra el régimen de Ortega. Sean estos esfuerzos débiles o sea cual sea el alcance, no debería realizarse estos actos ante la necesidad urgente de unir a la oposición, una tarea que va cada vez más lenta y que todavía tiene impresa las antiguas prácticas caudillezcas y grupusculares.

Estos audios preceden a intensos cuestionamientos cansinos, acusaciones e injurias que provienen de personas que buscan una pureza ideológica y una radicalización sectaria para determinar quién es o no es un genuino opositor, propia de mentalidades autoritarias a las que no les es posible imaginar un futuro nicaragüense pluralista. La polarización del sectarismo solo es funcional a la dictadura. Una locura que no ayuda en nada, repito.

Por otro lado, me preocupa que, en los audios difundidos −me voy a referir a una persona en concreto− escuchemos a Félix Maradiaga y que después disculpas a sus amigos por sus opiniones vertidas, él hable (1) de grupos de tal persona y (2) de “alguien” que está detrás de ciertas opositoras aludidas por él. ¿Qué nos esconden? Es imposible no pensar en esto, más allá del desatino de la filtración. ¿Quién es esa persona que Félix menciona que está “detrás” de estas opositoras?

Me voy a pronunciar sobre el segundo punto, el que me parece el más grave. Yo creo que las personas que quieren encargarse de llevar a Nicaragua a la democracia no deberían, por honestidad con los nicaragüenses, esconder los detalles de sus actividades. Transparentar lo que hacen es algo en lo que insisten con justa razón, tanto personas comprometidas con una democracia plural, como los sectarios. Apelo a estos actores a revelar quién es ese “alguien” que está detrás.

Asimismo, Félix habla de varios grupos liderados por diversas personas. Esto es preocupante. Es evidente que la oposición en su tremenda fragmentación sigue en la misma línea de las prácticas del corrosivo pasado nicaragüense. El audio evidencia la radiografía de la oposición: hay grupos y personas que siguen intereses, sin que prevalezcan los gremios y sectores que han luchado por Nicaragua desde abril de 2018. Así no vamos a llegar jamás a tener ni una estrategia contundente ni una plana de oposición verdaderamente representativo, porque hay grupos personalistas jalando para su propio molino.

Mientras la oposición, los personalismos y las egolatrías a las que se refiere Félix en su audio andan en la alfombra roja de la futilidad, los nicaragüenses clamamos contundencia. Por otro lado, pienso que, con semejantes características de esta oposición personalista y fragmentaria, la comunidad internacional nos debe ver sin seriedad y con pena. Necesitamos derrotar a Ortega y a Murillo por la vía pacífica y sostenida. Salir de los lobbies que solo engordan los egos y del activismo de Twitter ayudará mucho a esa hoja de ruta pragmática para demostrarle al mundo que la oposición es capaz de hacer el contrapeso real que es preciso para desarmar a la dictadura.

Sin embargo, mientras unos se radicalizan y sectarizan y otros continúan con sus personalismos ególatras, afirmo con pleno convencimiento que los únicos que hacen una oposición constante, sostenida. permanente y diaria contra el régimen son: (1) los medios de comunicación independientes y (2) los organismos de derechos humanos en su amplitud. Unos y otros trabajan a veces con las uñas y son una lección perenne de que los lobbies y las egolatrías no son necesarias para seguir caminando hacia nuestra liberación, pero todavía hace falta mucho. La palabra y las explicaciones las tienen siempre los que quieren encargarse de llevar a Nicaragua a la Transición.

**El autor es secretario ejecutivo de CALIDH y docente de derechos humanos.

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