¿Cuán amenazados están los periodistas y la libertad de prensa en Centroamérica?

Los periodistas y medios de comunicación independientes en Guatemala, Honduras y El Salvador dicen resentir los ataques y el bloqueo a su trabajo cuando este incomoda a las estructuras de poder, tanto del crimen organizado como aquellos vinculados en actos de corrupción.

La Voz de América indaga con entrevistas a comunicadores de los tres países para hacer una lectura en perspectiva de cuán amenazados están los derechos fundamentales a la libertad de prensa y el ejercicio pleno del periodismo en la subregión.

El presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el hondureño Jorge Canahuati, dice que “preocupa la situación de El Salvador”, porque es el país con mayor “beligerancia e intimidación” al periodismo y medios de comunicación independientes, sin dejar de lado los atropellos que también se registran en Guatemala y Honduras.

En la misma línea la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, en su informe del año 2020, registró que en los últimos años y como efecto de pandemia de COVID-19, los obstáculos para ejercer el periodismo de manera independiente solo han ido en aumento.

Periodistas del Triángulo Norte reconocen que la incertidumbre y el temor a sufrir represalias por su trabajo es latente, con ello aseguran se socava el derecho de las poblaciones a ser informadas.

¿Cómo ve la SIP la situación del periodismo en el Triángulo Norte?

Jorge Canahuati, presidente de la SIP, entidad que aglutina a centenares medios de comunicación tradicionales en los países latinoamericanos, y cuya sede está en el estado de Florida, considera que hasta ahora la libertad de prensa en el Triángulo Norte está en “situación aceptable” con matices en cada país, pero considera que las restricciones para el acceso a la información pública son una constante a pesar de existir mecanismos legales creados con anterioridad para ejercer ese derecho.

El titular de la SIP, ejecutivo del conglomerado de medios Grupo OPSA que aglutina periódicos de tradición en Honduras como La Prensa, El Heraldo y Diario Diez, agrega que preocupa cuando desde gobiernos como el de Nayib Bukele en El Salvador se personifique batallas contra periodistas y medios, cuando en realidad, todo gobierno democrático debe estar sujeto al escrutinio público.

¿Qué tan deteriorada está la libertad de prensa en El Salvador?

El relator para Libertad de Expresión de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), Serafín Valencia, asegura con certeza que mucho.

No solo por ataques desde el ejecutivo salvadoreño para amedrentar a periodistas; también por falta de garantías de estado de derecho en el país luego de consumadas las destituciones -fuera del marco legal- de los 5 jueces de la Sala de Constitucional, el presidente de la Corte Suprema de Justicia y el Fiscal General de la República el 1 de junio de este año, por parte de la bancada oficialista de Nayib Bukele.

Agrega Valencia que la arbitrariedad y el eventual uso politizado de la justicia les pone en mayores riesgos, “es grave y preocupante que el ministro de Justicia reconozca que tienen elaborada una lista de periodistas que son incómodos”, dice a VOA.

Según la APES, los ataques contra periodistas, que pueden ir de leves a serias amenazas, solo han ido en aumento cada año.

En 2018 contabilizaron 65 agresiones, en 2019 fueron 77, la cifra subió en 2020 a 177, y al cierre de los primeros siete meses de este año habían 164 casos registrados.

Esto sin incluir los insultos y linchamientos digitales que se promueven desde el aparato de propaganda del estado contra periodistas por publicaciones realizadas.

¿Son las mujeres periodistas más vulnerables a los ataques?

La periodista Jessica Ávalos, reportera de la Revista Factum medio digital de reconocimiento internacional junto a El Faro, contesta que sí. Contra las comunicadoras en la mira la situación tiende a agudizarse, y las amenazas de violencia sexual son lo primero que salta a la vista.

“Las mujeres sufrimos un ataque más perverso en las redes a la que sufren los colegas hombres… tienden a aparecer mensajes con temas sexuales o de nuestra apariencia física. Y nos califican de ‘p’ para arriba”, expresa Ávalos.

Observación que comparte el editor de la sección política de El Diario de Hoy, Ricardo Avelar, y explica como funciona desde el organigrama institucional del estado salvadoreño a la hora de atacar a periodistas.

Puede comenzar con un tuit de Bukele contra el comunicador que ha firmado la nota periodística «con una burla o insulto», luego pasa a los niveles intermedios como viceministros, diputados y otros mandos que le suben agresividad, de ahí a los influenciadores pagadas por el gobierno “que son muy agresivos”.

De ahí baja a la base de admiradores del presidente “ahí si se pone horrible, ahí es donde llegan las amenazas de muertes y particularmente muy agresivos contra periodistas mujeres donde hay amenazas de violencia sexual, el objetivo final es denigrar y meter miedo”, dice Avelar.

Jessica Ávalos agrega que además a los periodistas incómodos y a las mujeres se les niega el derecho a preguntar. Una colega de uno de los medios independientes llegó a una conferencia de prensa de la Casa Presidencial en San Salvador y a pesar que fue la primera en llegar a la cita, los oficiales de prensa se negaron a inscribirla para dirigir pregunta al mandatario.

¿Son la corrupción y el narcotráfico el mayor peligro para los periodistas en Guatemala?

El periodista Javier Estrada, del medio Quórum contesta que sí, pero agrega que no se puede dejar de lado a los periodistas comunitarios que están en el interior del país, mucho más vulnerables al no tener “cierta protección” que ofrece el tejido urbano.

No solo por existir más personas defensores del trabajo de los periodistas investigativos, sino porque en las áreas rurales la impunidad es galopante, y un hecho contra un periodista no es castigado.

En su propia experiencia y el terreno sobre el que trabaja dice que las amenazas pueden comenzar sutiles, pero a medida el periodista se va adentrando más en los temas y tocando estructuras como de corrupción, las persecuciones crece.

Un linchamiento digital es el primer llamado, luego pasan a utilizar redes sociales para atacarles; más delicado todavía que con las herramientas en poder del estado los atacantes utilizan información sensible para comenzar a difundir por ejemplo datos sobre la vida privada del periodista y su familia.

Si no logran amedrentar con eso pasan a la siguiente escala explica Estrada que consiste la persecución y toma de fotografías en su casa o mientras se desplaza por la ciudad, una forma de indicarle que lo tienen en la mira.

La modalidad de tomar de fotografías en los domicilios de los periodistas también lo ha registrado la APES en El Salvador y algunos casos han llegado incluso hasta la CIDH que ha emitido medidas cautelares para toda una sala de redacción como ocurrió con El Faro, el 4 de febrero de este año.

¿Hasta dónde se puede desafíar al poder con más periodismo independiente?

Desde El Diario de Hoy, el editor Ricardo Avelar comenta que no claudicará al principio de la profesión “hacer más periodismo serio”; también porque dice sentirse amparado por el medio de comunicación impreso que tiene entre sus principios la defensa sin medias tintas de la libertad de expresión.

Este diario se precia en su historial de haber plantado cara al dictador Maximiliano Hernández Martínez, que gobernó con puño de hierro El Salvador entre 1931 y 1944. También de haber acogido a las voces opositoras de antaño que impulsaron la “Huelga de brazos caídos” que tumbó al dictador.

Hoy más que nunca –dice Avelar- se requiere de una mayor exactitud y que cada nota periodística no deje cabos sueltos, con hechos y argumentos contrastados de fuentes.

“Lo que hemos dicho es vamos a seguir haciendo periodismo, como lo están haciendo otros medios independientes”, explica Avelar.

Agrega que al gobierno salvadoreño le incomoda mucho que se le pregunte los “cómo”, porque el ejecutivo liderado por Bukele en es hábil en plantear los “qué” y poner proyectos mediáticos en agenda, “pero nunca se meten a discutir el cómo, ¿En cuánto tiempo, con qué dinero, cuál es el impacto? Y cuando los medios independientes comenzamos a cuestionar esto y plantear preguntas esto les incomoda, porque dentro de su gestión hay muchos vacíos”, explica.

¿Qué repercusiones tiene para la región la falta de liderazgos para garantizar el libre ejercicio del periodismo y la libertad de prensa?

El Relator Especial para Libertad de Expresión de la CIDH, Pedro Vaca Villarreal explica a la Voz de América que el Triángulo Norte de Centroamérica muestra un claro retroceso, y que la situaciones de crímenes e impunidad en Honduras, Guatemala contra periodistas y la agresiva situación in crescendo en El Salvador son elementos para preocupar.

Sobre todo porque la subregión venía de unas décadas de mucha apertura post conflictos bélicos, y liderazgos en esos países que en su momento mantuvieron los compromisos internacionales de garantizar esos derechos fundamentales.

En su informe del año 2020, la Relatoría compila 27 casos donde tuvo que actuar de urgencia para que la CIDH emitiera medidas cautelares para dictar a los estados protección para periodistas, casos que abarcan incluso a Nicaragua.

Al revisar uno a uno los países, de El Salvador –reza el informe- preocupan los constantes ataques verbales desde altas autoridades del gobierno contra periodistas independientes cuyos medios mantienen líneas editoriales críticas, pero más grave son las “restricciones impuestas desde instancias gubernamentales para el acceso a la información pública que también aumentaron a partir de la irrupción de la pandemia”, señala.

Sobre Guatemala, la Relatoría consigna que periodistas y medios de comunicación siguen enfrentando un escenario adverso para su trabajo. “con declaraciones estigmatizantes contra la prensa por parte de altas autoridades y el incremento de agresiones, actos de hostigamiento y restricciones en el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión y acceso a la información”, acota el informe.

En 2020 dos periodistas fueron asesinados en Guatemala, crímenes que podrían estar relacionados con su trabajo; también falta un marco jurídico que de protección a los periodistas.

En Honduras observó la constante violencia contra periodistas y trabajadores de medios de comunicación, sobre todo en el contexto de la pandemia que el estado ha utilizado la fuerza represiva de sus aparatos de seguridad.

Y lo más preocupante en Honduras para CIDH es la “entrada en vigencia de un nuevo Código Penal que contiene disposiciones que pueden resultar lesivas del derecho a la libertad de expresión y de reunión, entre otros… Además, se observó cómo problemático el uso del derecho penal para demandar a periodistas por la difusión de información u opiniones de interés general”, puntualiza la instancia hemisférica.

*VOA