El combate a la corrupción, prioridad en la agenda de EE. UU. en El Salvador

*Por Expediente Público

La visita a El Salvador de Ricardo Zúñiga, Enviado Especial de la administración de Joe Biden, estuvo marcada de símbolos y expresiones diplomáticas cuidadosamente escogidas para señalar la agenda estadounidense sobre temas migratorios y el combate a la corrupción y la impunidad, el respeto al Estado de Derecho y la institucionalidad democrática.

En medio de la agenda, dos hechos marcaron la visita de Zúñiga a El Salvador: el apoyo a la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en El Salvador (Cicies) y la renuencia del presidente salvadoreño Nayib Bukele de recibir al emisario estadounidense para el Triángulo Norte.

“En este viaje pedimos cita con el presidente, pero nunca confirmamos esa reunión, sin embargo tuvimos excelentes reuniones con la canciller para llevar adelante la relación. Mi objetivo era conversar con todo el espectro de la sociedad y conseguimos hacer nuestra labor”, dijo Zúñiga, un experimentado diplomático estadounidense, que también visitó Guatemala.

Zúñiga se reunió -además de la canciller Alexandra Hill- con personalidades de la Sociedad Civil, con el Fiscal General de la República, magistrados de la Corte Suprema de Justicia, empresarios, algunos medios de comunicación y con el comisionado de la Cicies, Ronalth Ochaeta.

Las actividades públicas iniciaron el miércoles con Ochaeta y el Fiscal General, Raúl Melara. Y ahí Zúñiga dio las primeras palabras de su visita de dos días.

“Seguiremos trabajando estrechamente con nuestros socios salvadoreños para abordar los retos de la región, como la migración irregular, la corrupción y la impunidad, la gobernanza, el respeto de los derechos humanos, las oportunidades económicas y la seguridad. Nuestro objetivo es ayudar a crear las condiciones para que el pueblo de El Salvador pueda prosperar’’, afirmó Zúñiga.

“Seguiremos acompañando a todos los que están trabajando a favor de la transparencia y el cumplimiento del Estado de Derecho en cada país de Centroamérica”, agregó, para luego anunciar el apoyo estadounidense a la Cicies con un donativo de $2 millones.

“El apoyo que estamos dando es señal de que no solamente pensamos que están en el rumbo correcto, pero también es una apuesta de que se fortalezca con la independencia”, explicó el diplomático.

El enviado norteamericano reflexionó sobre el costo de la corrupción y advirtió que no solo se refiere al dinero.

“Se trata del pleno cumplimiento con la Carta Democrática y las funciones de un estado democrático ante sus ciudadanos, y nos referimos a todas las consecuencias que ocasiona la ausencia de fondos públicos en el tejido social… Estas consecuencias impactan de manera desproporcionada a la población más vulnerable, a hombres y mujeres que emigran a otro país en una búsqueda desesperada por sobrevivir. Pero también contamina todas las funciones de los gobiernos y daña la sociedad”, subrayó.

El apoyo estadounidense a la Cicies estuvo enmarcado, además, en la polémica de Bukele con un grupo de organizaciones de la sociedad civil que proponen una reforma al acuerdo gubernamental con la comisión que marque una clara independencia de esta con el gobierno salvadoreño. Bukele manifestó su oposición a esa propuesta. Zúñiga, por el contrario, dijo que la veía con buenos ojos.

12 denuncias de la Cicies

La Cicies aprovechó para revelarle a Zúñiga que ha presentado 12 denuncias de “posibles ilícitos” ante la Fiscalía General de la República sobre los gastos gubernamentales de la pandemia.

“Hemos investigado y procesado a funcionarios de administraciones pasadas y presentes. Seguimos investigando, seguimos trabajando”, le dijo el fiscal Melara a Zúñiga.

A petición de Bukele, la Cicies auditó las compras de la pandemia y la Fiscalía ha hecho allanamientos en cinco entidades gubernamentales en busca de documentación por posibles irregularides, pero hasta ahora no hay detenciones ni acusaciones.

Zúñiga, en un gesto de diplomacia dijo que “aplaudimos al presidente por tomar el tema de corrupción tan en serio que abrió su propio gabinete a la Cicies un convenio para la auditoría de fondos de la pandemia”.

Y como otra señal, Bukele destituyó el martes al ministro de Agricultura, Pablo Anliker, uno de los funcionarios más cuestionados por las compras de la pandemia, tanto por medios de comunicación, como por diputados opositores. Su cartera de Estado fue una de las allanadas por la Fiscalía en noviembre pasado.

Una cita que no ocurrió

Estaba previsto que Zúñiga, al igual que lo hizo en Guatemala donde se reunió con el presidente Alejandro Giammattei, se reuniera en El Salvador con el presidente Bukele, pero la reunión no se concretó. Oficialmente no hubo explicación del Ejecutivo salvadoreño.

“Sí, pedimos la reunión, no la recibimos, no sé concretó”, explicó Zúñiga sin más comentarios
Pero dos días antes de la llegada, la embajadora salvadoreña en Washington, Milena Mayorga, escribió un tuit anunciando la reunión. Unos minutos más tarde lo borró, al parecer porque el encuentro no se concretaría.

Algunos analistas han interpretado el desencuentro a una venganza de Bukele por no haber sido recibido por funcionarios de la administración Biden en una visita privada a Washington.

“¿Fue un desplante?”, le preguntaron periodistas a Zúñiga.
“Va a tener que preguntarle al gobierno salvadoreño, la verdad es que, para aclarar, esta visita que planeamos con 72 horas de antelación es normal tener partes de la agenda que no se completan, en este caso, hemos podido encontrarnos con diferentes actores, con diferentes países”, dijo Zúñiga.

Por otro lado, en los últimos días, Bukele ha parecido muy entusiasmado con la compra de dos millones de vacunas de la farmacéutica china Sinovac, que ha permitido el inicio de la inmunización masiva contra el covid-19 en adultos mayores y maestros.

Zúñiga pareció desestimar cualquier acercamiento de Bukele con China al ser cuestionado por periodistas.

“¿Qué va a sustituir la relación entre Estados Unidos y El Salvador cuando tenemos a tres millones de salvadoreños viviendo en Estados Unidos?”, se preguntó Zúñiga.

¿Enfriamiento bilateral?

Las relaciones entre El Salvador y Estados Unidos han pasado a enfriarse desde la llegada de Biden y su agenda anticorrupción, las críticas de congresistas demócratas al autoritarismo de Bukele y los pedidos de respeto a los medios de comunicación y periodistas.

En el encuentro con periodistas, Zúñiga dijo que “la administración Biden apoya firmemente el desarrollo y ejercicio de una prensa libre e independiente, porque es la base de cualquier democracia”.

Bukele suele atacar a medios de comunicación y periodistas directamente en su cuenta de Twitter o en conferencias de prensa. En septiembre del año pasado incluso declaró que a cuatro periódicos impresos del país y a tres medios digitales de noticias como “enemigos del gobierno”.

“El Salvador no es el único país donde esto está pasando, pero vemos el papel crucial del periodismo y siempre vamos a incluir a periodistas entre nuestros interlocutores. Nos tomamos en serio ese papel”, advirtió Zúñiga este jueves. Atrás quedaron los días en que Bukele se reunió con Donald Trump en medio de mutuos elogios.

“Creo que, por ahora, Bukele ha perdido completamente la perspectiva en la relación bilateral con los Estados Unidos, cada exabrupto del presidente Bukele es para perder más confianza”, señaló Napoleón Campos, un especialista salvadoreño en relaciones internacionales y migración en declaraciones a Expediente Público.

“Lo que no vemos en los mensajes del presidente Bukele en la relación con los Estados Unidos son mensajes constructivos, hasta ahora no he visto un solo tuit del presidente Bukele poniéndose a la orden del presidente Biden para el plan para Centroamérica, para ponerse a la orden de cómo combatir la corrupción en El Salvador”, advirtió Campos.

Sin embargo, tanto Zúñiga como la canciller Hill insistieron en la fortaleza de las relaciones bilaterales y un portavoz del Departamento de Estado mantuvo el mismo discurso.

Para Steven Dudley, especialista norteamericano en temas de mafias criminales transnacionales, Estados Unidos entendió hace rato la problemática centroamericana.

“El problema es implementar (medidas) para contrarrestar (la corrupción) sin estrangular actividad económica y política y sin poner en peligro la relación bilateral. Están el proceso de buscar ese equilibrio después de que el gobierno Trump lo dejó por un lado durante cuatro años”, explica Dudley sobre la gira centroamericana de Zúñiga.

Para Dudley, la administración Biden aún no tiene definida una estrategia hacia Centroamérica en el contexto de la inmigración hacia Estados Unidos.

El especialista estadounidense también señala como un hecho a destacar que Zúñiga no haya incluido a Honduras en su gira por la región, tras el señalamiento al presidente Juan Orlando Hernández de tener vínculos con el narcotráfico.

“Eso es una señal muy grave para las relaciones bilaterales. Veo que Estados Unidos tiene cada vez menos paciencia con el tema de narcotráfico y políticos y puede que Juan Orlando Hernández sea la prueba beta para ver qué impacto puede generar a corto y a largo plazo”, explicó Dudley.

Zúñiga concluyó su visita a El Salvador con el tema migratorio. El enviado norteamericano visitó, junto a la canciller salvadoreña, el Centro de Recepción para Personas Migrantes Retornadas en La Chacra, una zona de clase baja de la capital salvadoreña.

El centro es apoyado por Estados Unidos -a través de la AID- para recibir a los migrantes.

Zúñiga cumplió su gira y dejó claras las prioridades estadounidenses: cuatro equipos de trabajo fueron conformados para trabajar bilateralmente entre el gobierno salvadoreño y Estados Unidos asuntos de Migración, Seguridad Pública, Gobernanza y Prosperidad.