Opinión / Ensayos · 07/03/2023

El golpe al Cosep lo dice todo: hora de cambio, no de regresos imposibles; el modelo de poder se agotó

*Koldo | Tomado de Revista Abril

“El informe de las Naciones Unidas señalando crímenes de lesa humanidad dejó otra vez claro que no hay posibilidades de un retorno… que no es lo mismo 2023 que 1990.  Hemos patinado cinco años con grupos de interés buscando regresos imposibles. El modelo se agotó, no da para más y es lo que no quieren entender, los que quieren “regresos” al pasado. La violenta agonía del sistema no se resolverá con más parches ni viejas recetas ya fallidas, no es compatible con una juventud, con una población, que tiene acceso, como nunca antes, a la información”.

Con el golpe al COSEP, una vez más se manifiesta la suma cero, el todo o nada visto en todo su esplendor que en realidad llegó desde la operación limpieza, pero que un sector de nuestra intelectualidad y los poderes fácticos no entienden o no han querido entender. El informe de las Naciones Unidas señalando crímenes de lesa humanidad dejó otra vez claro que no hay posibilidades de un retorno… que no es lo mismo 2023 que 1990.

El problema ha sido que tenemos a los poderes fácticos desde abril del 2018 ofreciendo solo supuestas salidas antidialécticas, que desconocen o fingen desconocer el fracaso sistémico y el agotamiento del modelo y hemos patinado cinco años con grupos de interés buscando regresos imposibles. Unos quieren volver a 1990 (Humberto Ortega y compañía); otros, que volvamos a 1996 y las reformas que pactaron en el 95, jamás refrendadas por la  ciudadanía en ningún tipo de consulta democrática; los CxL proponiendo volver a 2006 y el intento de triunvirato bajo la mesa (Alemán, Montealegre, Ortega), que montaron cuando les dio miedo la posibilidad de que Rizo llegara a la Presidencia demasiado reformista; la cúpula del COSEP queriendo volver a 2014 y su “diálogo y consenso” con sus reformas constitucionales también inconsultas; y los dictadores de turno ofreciendo volver al 2017. 

Ninguno, ninguno, reflejando lo que masivamente la gente ha venido queriendo decir cada vez que puede, desde las mega abstenciones en los últimos fraudes electorales, a las manifestaciones masivas del 2018, que es su hartazgo y la urgencia por salir del sistema que propicia dictaduras en Nicaragua

El problema, es que nuestra “intelectualidad” ha demostrado ser profundamente miope o desvinculada de la ciudadanía común, como que lo de vivir en barrios cerrados ha calado mucho más de lo que parece y desarrollado una incapacidad cognitiva nunca vista y no entienden o no han querido entender que la Nicaragua de ahora no es la de 1990, ni la del 79, ni la del 2014. Que a pesar del deficiente sistema de educación y el estado de mendicidad en el que malvive la mayoría, ya hay grandes sectores de la población que ya conocen de derechos humanos y fundamentales y sienten la incompatibilidad de este modelo con ellos. 

El modelo se agotó, no da para más y es lo que no quieren entender, los que quieren “regresos” al pasado. La violenta agonía del sistema no se resolverá con más parches ni viejas recetas ya fallidas, no es compatible con una juventud, con una población, que tiene acceso como nunca antes a la información.