Opinión / Ensayos · 14/06/2021

El reflujo social y la unidad

*Por Oscar-René Vargas | 14 de junio de 2021.

1.        Todo hito político es resultado de un proceso, de un cúmulo de causas. Nicaragua es un país en disputa que vive una época de grandes cambios, con una mayoría que sufre, piensa y siente de manera muy distinta de lo que difundan los grandes medios de comunicación controlados por la dictadura Ortega-Murillo.

2.        Desde el 2020 todas las condiciones sociopolíticas nos indican que concluyó la oleada social iniciada en 2018. El reflujo de la movilización social hizo evidente que las protestas se habían detenido después del acuerdo de marzo de 2019 entre la oposición formal con el régimen Ortega-Murillo, además por la represión. Cada semana, el régimen escala en la represión.

3.        Aunque sigo considerando la actualidad de una movilización social como objetivo estratégico, pero hay que hacer un alto en la consecución de ese objetivo para no estrellar al movimiento social en una dinámica ofensiva que ya no tiene condiciones para mantenerse.

4.        Hay una trepidación constante de la política nicaragüense desde el año 2018. Recientemente, en mayo de 2021, se reunió la CP-OEA sobre el tema de Nicaragua, solicitando al régimen que permita unas elecciones transparentes. Sin embargo, el régimen aprueba el nombramiento de los Magistrados del CSE y una serie de ordenamientos que ponen en duda la transparencia de las elecciones de noviembre de 2021.

5.        En junio 2021, el régimen decide ejecutar su táctica de tomar prisioneros a los principales candidatos presidenciales, de intimidar a los periodistas independientes y echar presos a líderes políticos de oposición. También hemos conocido el incremento de la protesta de la comunidad internacional (Estados Unidos, Canadá, España, Suiza, Inglaterra, Alemania, Francia, OEA, Unión Europea, etcétera) rechazando la represión generalizada implementada por la dictadura Ortega-Murillo.

6.        La insurrección social, el asalto al poder, no puede hacerse en cualquier momento y, de cualquier manera, sino cuando se den las condiciones no para garantizar, pero sí para permitir el triunfo en la lucha contra la dictadura. Hay que pasar a una posición de defensa de todo lo conquistado y para ello lo primero es acabar las confrontaciones internas en el movimiento sociopolítico y establecer una estrategia de acumulación de fuerzas.

7.        Hay proponer una coalición “somos mayoría” para mantener lo conquistado, acumular la experiencia y las fuerzas alcanzadas. Hay que orientarse a la conquista de la mayoría dejando de lanzarse a acciones vanguardistas en solitario. Hay que descartar la ilusión de poder contrarrestar el reflujo y la pasividad de las masas con acciones ofensivas.

8.        La existencia del alto grado de conflictividad social, las duras condiciones de supervivencia y la persistencia de las cinco crisis permite la disposición muy generalizada entre los ciudadanos de expresarse a favor de un cambio sociopolítico.

9.        Hay un hecho indiscutible, la represión de las últimas semanas, que está cambiando sustancialmente el mapa político nacional: la temperatura del rechazo a las medidas de Ortega-Murillo tanto a nivel nacional como internacional se ha incrementado. La imagen de Ortega continúa en caída libre.

10.      El trasvase de ciudadanos que abandonan su preferencia por Ortega, ha permitido el incremento de ciudadanos que no tienen preferencia definida como nos muestran las encuestas. Pero esos datos revelan que los ciudadanos no perciben ninguna organización que haya construido aún una alternativa política al régimen.

11.      He tenido la experiencia de percibir que sentimientos encontrados entre los ciudadanos, donde la misma persona da argumentos en contra y a favores de la actividad de los líderes políticos de la oposición formal. No creen que las declaraciones y comunicados por sí solas sean suficientes para tumbar al régimen.

12.      Existe una debilidad permanente de la dirección política de la Coalición Nacional. ¿de dónde sale esa debilidad permanente? De múltiples factores. Para empezar su heterogeneidad y la ausencia de un liderazgo, ni personal ni colectivo. No ha habido una dirección política que asuma los retos que se abrieron a partir de abril de 2018. A eso se añade la precariedad de sus estructuras y de su organización, que dificultan la consolidación de un grupo dirigente.

13.      Se mire por donde se mire, el modelo autoritario hace agua por todas partes. Dicho de otro modo: todo lo que debía sostener el proyecto político dictatorial se viene desvaneciendo progresivamente, razón por la cual recurre, cada día más, a la represión generalizada y selectiva. Al movimiento social le toca afrontar los retos del país en un contexto de normalización e impulso de la represión que torpedea las posibilidades de unas elecciones democráticas.

14.      La lucha por un nuevo país y un futuro común acogedor para todos, en el que, los jóvenes puedan tener un trabajo estable, evitar retrasar la edad de jubilación y se obtengan pensiones dignas, pasa por la unidad como el instrumento más idóneo para derrotar a la dictadura.