Opinión / Ensayos · 25/02/2022

El temblor de canillas de Ortega

*Por Francisco Larios | Doctor en Economía, escritor, y editor de revistaabril.org.

¿A qué teme Ortega, qué tiene tan nerviosos a sus troles y represores? ¿Por qué muestran tanto nerviosismo, si es verdad que pueden hacer, según él dijo «borrón y cuenta nueva»?  ¿Qué poder tenemos quienes dentro y fuera del país persistimos en esta lucha por derrocarlo, qué martillo siente que le puede caer encima en cualquier momento? ¿Por qué, desesperados, distribuyen falsas informaciones sobre vastas sumas de dinero entregadas a pequeños grupos para sabotear el rumbo del «buen gobierno»? ¿No será que saben que no se trata de «puchitos»? ¿No será que entienden que lo único «vasto» es el descontento, y la ira que se va acumulando contra ellos? ¿No será que saben, mejor que nosotros, cuántos de sus propios partidarios desertan, escapan, huyen ante la inminencia del peligro? ¿No será que sus partidarios empiezan a considerar real la posibilidad de que el régimen caiga, y pronto? ¿No será que está en marcha, bajo la superficie de las noticias, una implosión? ¿Cómo podemos hacer para acelerarla?

Porque el temblor de canillas de Ortega y Murillo prueba que lo saben… saben que su futuro no es muy largo, que cada vez se encoge más su patética minoría de serviles por conveniencia, de cobardes que solo saben luchar como tigre suelto contra burro amarrado; que el miedo empieza a recorrer los rumbos donde antes anduvieron, impunes, agrediendo a ciudadanos que no esgrimían armas de guerra. Hoy su intuición de que el fin se acerca los hace buscar, en muchos casos, escape del sistema, que para ellos es forzosamente escape del país, porque su capo, ocupado únicamente de ganar un día más, puede acabar con ellos si lo abandonan.

Nuestra victoria es inevitable. Aunque no podemos darnos el lujo del triunfalismo demagógico del “vamos ganando”, y no podemos saber cuánto durará la agonía de la bestiasu muerte es ya inevitable. Organicémonos para acelerarla. Organicémonos disciplinadamente para la lucha, para que la victoria sea la victoria del pueblo, y no nos la arranquen, no la arranquen, de las manos sufridas de los nuestros, los operadores de los viejos poderes, los oportunistas agentes de la oligarquía. Preparemos la ofensiva popular para dar al traste con la dictadura, y con el sistema de poder que la produjo y mantiene, el “diálogo y consenso” de la oligarquía de la media docena

¡Que griten las paredes de Nicaragua!

Formemos grupos clandestinos entre amigos y colegas de confianza en el barrio, en la iglesia, en el templo, en la escuela, en la universidad y en el centro de trabajo, para activar nuestra contribución a la Resistencia, aprovechando nuestro ingenio y creatividad, y tomando todas las precauciones que hagan falta frente al régimen fascista. Abramos redes seguras en aplicaciones como Signal y Telegram, para comunicarnos, con nombres ficticios, y para divulgar, ahí y en Facebook y Twitter, también bajo cuentas que no nos identifiquen, la información que debemos recopilar sobre los crímenes, cómplices, colaboradores, negocios y acciones del régimen. Hagamos pintas a mano, con lápiz, pluma, pincel, o lo que esté a mano, en lugares donde no haya cámaras. ¡Hagamos que griten las paredes de Nicaragua! Que griten: “suelten a los presos políticos”, “Ortega: tus días están contados”; “aumento salarial, ¡ya!”; “Basta de represión”; “¡Soldado, policía, Ortega no te lleva!”; “Justicia, no impunidad”. ¡Que sepan los colaboradores del orteguismo que somos mayoría, y estamos en todas partes y cuando llegue el momento saldremos como las hormigas salen después de la tormenta!  Saldremos, esta vez, preparados para no detenernos a escuchar cantos de sirena, de “diálogo” y “elecciones”: saldremos a acabar con la tiranía, a derribar las murallas de El Carmen, a construir un sistema en el cual, nunca más, ninguna muralla se alce entre nuestros derechos y nuestro gobierno, que será nuestro, porque dispersaremos el poder, y organizaremos el Estado para la participación ciudadana y la fiscalización efectiva de los funcionarios, reduciremos la policía a cuerpos municipales de protección civil, y el Ejército a fuerzas no-militares de protección de fronteras, de recursos naturales, y contra el crimen internacional. No más acumulación de poder, ¡no más armas para el poder! Nuestros soldados tendrán empleo, pero no para servir de guardaespaldas a ningún tirano.

Preparémonos para los días en que vamos a actuar todos juntos, al unísono, coordinadamente, simultáneamente, en campañas que nos llevarán a recuperar nuestro espacio, nuestras calles, nuestro territorio, nuestra libertad. Unámonos a la red virtual del Congreso de Unidad de los Nicaragüenses Libres.  En Twitter@NicaraguaLiber5.  En Facebook: https://www.facebook.com/congresonicaslibres. ¡En estas redes podemos filtrar y circular información!

¡¡Libertad Incondicional para Todas las Personas Presas Políticas!! 

¡¡Abajo la dictadura!!