Opinión / Ensayos · 17/04/2023

En el reino de la estupidez fecunda

Somos los testigos enmudecidos de las arbitrariedades más inimaginables, y de ello la dimanación de nuestro actuar, o más bien de una singular actitud dicotómica de resistencia-silencio, cumplida a través del rol de cómplice obligado, o mediante frases acuñadas con precisión matemática, las que hemos asumido como parte de nuestro acervo histórico-cultural, para justificar los desmanes, abusos, raterías y crímenes mayores de quienes detentan el poder, de sus secuaces, encubiertos o visiblemente uniformados, o de sus operadores, que mediante la sombra de la planilla financiada con nuestros impuestos, cumplen el papel de carniceros con vertiginosa presteza.

Asistimos al reino donde campea con absoluta impunidad la estupidez fecunda, que originada desde el más oscuro rincón de los bajos instintos de asesinos, cobardes y mitómanos, pretenden contaminarnos de manera permanente, sin dar respiro para espaciar nuestro libre pensamiento; es el reino de la estrechez creativa, la rigidez libertaria y la proliferación de la ignominia. Es el imponderable sitio donde se protege el medio ambiente con la destrucción y puesta en venta al mejor postor de nuestros recursos naturales, donde la soberanía se cultiva mediante la firma de vergonzantes concesiones entregadas a extranjeros por lacayos disfrazados de mafiosos, es el sitio donde la independencia se ratifica con el endeudamiento eterno con los halcones financieros globalizantes, el lugar donde el respeto a nuestra riqueza étnica se fundamenta en la expropiación de tierras a sus dueños ancestrales y el irrespeto absoluto a la vida de nuestros pueblos originarios y afrodescendientes. Es el reino de la estupidez hecha gobierno, de la ley convertida en el fétido instrumento de politiqueros convertidos en sicarios, donde los guardianes de la integridad territorial y la salvaguarda de la seguridad pública, mimetizaron hacia una jauría de soldados de ocupación y cancerberos de la impunidad y el crimen.

A cinco años de la valiente oportunidad ofrecida con hidalguía, por los mejores ciudadanos, en aras de un cierre pacífico del recurrente episodio tiránico, destinado a sumergirse en el mar de sangre creado por su violencia armada, su voracidad económica y su ignorancia histórica, seremos testigos de su inevitable autodestrucción, pero también del imbatible triunfo de la experimentada sensatez ciudadana, que alejada de las harapientas banderas politiqueras y la incapacidad manifiesta del tradicional liderazgo opositor, será capaz de evadir trampas y dificultades, para así escribir el capítulo histórico que se gesta, con libertad política y económica, de justicia con equidad y vindicación y reinserción pragmática en la economía mundial. Que no crean las oportunistas cúpulas de distinto signo, que podrán repetir las falacias del pasado, somos millones los que sabemos por donde se debe conducir un nuevo tipo de administración pública. Momias y zombis políticos agonizan sin posibilidades de retorno.

Ezequiel Molina

Abril 17, 2023