Nacionales · 03/05/2022

En Nicaragua muchos periodistas no firman sus artículos y las fuentes prefieren el anonimato

En Nicaragua la firma de los periodistas en los artículos desapareció hace buen rato, al igual que desaparecieron los pocos periódicos impresos que resistieron el retorno al poder del dictador Daniel Ortega, a quien organizaciones defensoras de la libertad de prensa tildan como “un depredador” por la forma en que ha avasallado a los medios críticos.

Tras la persecución que el régimen de Ortega empezó contra decenas de reporteros que fueron citados a la Fiscalía por el caso de supuesto lavado de dinero, muchos medios optaron por reforzar sus mecanismos de seguridad para evitar ser encarcelados como ocurrió con los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau en 2018.

Y esto pasó por optar por el anonimato de los periodistas, quienes no sufren solo porque su trabajo no es visibilizado, sino porque las fuentes no quieren hablar por temor a ser encarcelados.

Uno de los casos más emblemáticos fue la detención del exembajador de Nicaragua en la Organización de Estados Americanos (OEA) Edgard Parrales, en noviembre de 2021.

Parrales compareció en una revista matutina de un canal nacional donde criticó a Ortega por la decisión de salirse de ese organismo. Horas después fue detenido.

Estamos ante una criminalización del ejercicio del periodismo y de la libertad de expresión. El régimen pretende imponer una censura y autocensura, pero está fracasando. Seguimos investigando”, dice a la Voz de América el periodista Carlos Fernando Chamorro, quien se encuentra exiliado en Costa Rica.

Chamorro, a quien le allanaron Confidencial, el medio que fundó, cree que aún así el periodismo debe seguir informando y hacerlo en compromiso con quienes han sido detenidos “ilegalmente por leyes injustas que buscan criminalizar las filtraciones al periodismo”.

En tanto en la televisión nicaragüense independiente los espacios políticos cada vez se cierran más y han optado por buscar nota roja o nacionales, dice el jefe de prensa de un medio que prefiere no ser citado.

De tres canales independientes que quedan en el país, dos se encuentran con presiones económicas, como lo son Canal 12, el cual tiene un embargo por la Dirección General de Ingresos (DGI); y Canal 10 que es el más visto.

Periodistas en el exilio

Los periodistas que están en el exilio también así continúan informando, aunque con limitaciones que afirman que se anteponen por variantes, como la falta de recursos para movilizarse o bien para sostener un proyecto digital.

De igual forma los reporteros exiliados deben resistir a los ataques personales del cual muchas veces enfrentan.

Patricia Orozco, fundadora del medio digital Agenda Propia, que recientemente ganó un premio a nivel internacional, comenta que hay un reto de seguir ejerciendo periodismo, y para las mujeres las cuales son “estigmatizadas” en Nicaragua, es aún más complejo.

Por medio de Agenda Propia señala que le da voces a las mujeres, las cuales representan casi el 40 % de las agresiones a los periodistas, según el informe más reciente de la organización “Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua”, PCIN.

De acuerdo con Carlos Jornet, de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Nicaragua siempre se ha ubicado en el pelotón de los tres últimos países de la región junto con otros dos que para nada son modelo de libertad de prensa.

Claramente, uno es Cuba, donde no existe desde hace décadas la libertad de prensa y el otro es Venezuela, cuyo recorrido lo vivió exactamente Nicaragua y en muy poco tiempo”, indica Jornet.

“Creemos que este verdadero ‘triángulo’ de las Bermudas donde naufragan la libertad de expresión y de prensa se está llevando hasta las últimas consecuencias. Lamentablemente, quisiéramos que esto llegara pronto a su fin, que hubiera pronto un retorno a la institucionalidad, a la libertad de expresión”, agrega.

Según organizaciones independientes, en los últimos 13 años del régimen de Daniel Ortega han salido de circulación en Nicaragua al menos 20 medios debido a leyes, persecución fiscal, asfixia económica, acoso y represión.