Precaria situación de Miskitos en el exilio
Los Miskitos son una etnia que se asienta en la zona del Caribe, en una extensa región al noreste de Nicaragua y el este de Honduras, a ambos lados del río Wanki o Coco zona que se denomina la Moskitia.
El territorio de la Moskitia comprende la mayor reserva de biodiversidad de Nicaragua, BOSAWAS, rica en recursos madereros, mineros, manglares y pesqueros.
El área protegida alberga más de 200 especies de plantas, más de 200 especies de animales, algunos de ellos en peligro de extinción, y casi 200 mil variedades de insectos, según estudios de expertos.
Las tierras de la Moskitia son propiedad comunal, según Tratados internacionales celebrados entre Inglaterra y Nicaragua en 1860 y refrendadas por la Ley de Autonomía del 30 de octubre de 1987 y la Ley 445, régimen de propiedad comunal, publicada oficialmente el 23 de enero del 2003.
Desde aquellos tratados y al paso de los sucesivos gobiernos con sede en Managua las comunidades miskitas han sufrido guerras, desatención gubernamental y devastadores huracanes trayendo en consecuencia profundización de la pobreza.
Desde que retornó al poder el dictador Daniel Ortega (2007) la invasión de colonos del Pacífico lejos de cesar se ha incrementado con saldos de comunidades enteras asesinadas, esto ha provocado un éxodo sistemático y masivo.
La alianza de medios 4MI conformada por las plataformas periodísticas Galería News, la Mesa Redonda con Sergio Marín Cornavaca, República 18 y Boletín Ecológico, conversó con algunos de los miskitos que están pasando serias dificultades en su exilio en Costa Rica.
La falta de documentos para poder trabajar legalmente y tener acceso a la salud, educación y a veces hasta a los alimentos, forman parte de las penurias que atraviesa esta comunidad de la que forman parte unas 300 familias en San José Costa Rica.
Marlin Israel, tiene una familia compuesta por tres hijos, es una de las que sobrevive a duras penas en la comunidad “La Carpio”, situada en el Distrito de la Uruca en el oeste de San José.
Denysse Rodríguez, de la Asociación Intercultural de Derechos Humanos de Costa Rica (ASIDEHU) explica que uno de los principales problemas de los miskitos en Costa Rica es el llenado de los formatos en el Ministerio de Gobernación, puesto que los miskitos no hablan bien el español y tampoco lo escriben.
“A nuestro pueblos les ronda la muerte, la persecución y aguantar las duras del exilio”, dijo Mamá Tara, una mujer que desde temprana edad, experimentó el dolor de su pueblo miskito. Por lo visto, ella es víctima de la persecución, debió exiliarse La Carpio, y ayuda en lo que puede a sus hermanos indígenas. Se trata de Susana Marley Cunningham, conocida como Mamá Tara o Mamá Grande, tiene 65 años de edad, en su juventud fue maestra en diversas comunidades, razón por la cual los miskitos le reconocen su liderazgo.
Ella ha estado en contacto directo con las necesidades de las familias miskitas y ha sido testigo de las penurias que enfrenta esta comunidad.
La migración ha sido en oleadas, el impacto del exilio es mayor cuando las madres han tenido que dejar sus tierras y cargar con hijos pequeños, en adolescencia, tal es el caso de doña Sinforosa Lewin Lavonte,quienestá en Costa Rica desde el 2018. Es madre de ocho hijos varones, dos de ellos están enfermos en Nicaragua. Ella lamenta que no los puede ir a traer y aunque refirió que sus hijos y nietos están estudiando en Costa Rica no tiene el apoyo para solventar sus necesidades básicas.
Los riesgos de conseguir trabajo y sufrir un accidente laboral
La mayoría de trabajos disponibles están en el sector informal, con baja paga y riesgos laborales inminentes y sin el reconocimiento de derechos.
Zaguán Lavon, trabajó de obrero durante seis meses para un constructor privado. Pero lo peor llegó cuando tuvo un accidente laboral. Casi pierde su ojo derecho debido al desprendimiento del disco de una lijadora, por lo que solamente recibió 50 mil colones y a la fecha sus reclamos han sido en vano debido a que no posee documentos legales para trabajar.
Jhoswel Martínez director ejecutivo de ASIDEHU, explica la situación que atraviesan los miskitos en Costa Rica.