Evocando a dos grandes
Por Hugo J. Vélez Astacio
Al pensar en dos grandes de la literatura universal, se nos viene a la mente el representante genial del Romanticismo, el coloso de la literatura francesa y del mundo universal, como lo fue el francés Víctor Hugo, y el también grande el Poeta Rubén Darío, fundador y líder del movimiento Modernista, que como discípulo mucho le admiró, dedicándole póstumamente al haber muerto en mayo de 1885, un sentido y hermoso poema poema «Víctor Hugo y la tumba» cuando solo tenía 20 años, “Iba a morir el genio. ¡Paso! Dijo a la Tumba, con voz que en el espacio misteriosa retumba”, como homenaje a propósito de la noticia de su muerte. Darío visionariamente al destino, se preguntó: «¿Quién viene después de Hugo?
–Después de Hugo vengo yo».
Y quien fue Víctor Hugo? Un grande que habiendo nacido en febrero de 1802, falleció en mayo de 1885, o sea a los 83 años. Un altísimo intelectual gran novelista, poeta, teatro y dramaturgo; comprometido con la política del siglo 19. Considerado uno de los literatos intelectuales más importantes en lengua francesa que como político mostró gran interés en el sistema democrático, ejerciendo ser de gran influencia.
Como escritor fue prolífico siendo su obra extensa que comprende el sentir del siglo en que sus novelas comprenden todas las corrientes literarias de su tiempo. Novelas fabulas como “Nuestra Señora de Paris” y “Noventa y tres” al ser históricas relacionadas con las vivencias de la Revolución francesas marcando la conciencia literaria, política, y moral, por lo que permanecen, sobresaliendo su insuperable “Los Miserables”, al ser su mejor obra. Uno de los libros más bello y dramático al ser toda una tragedia en los diferentes estratos sociales, en que la miseria e injusticia se realza con arte literario sin alejarse de los lectores de su época. Y como poeta con belleza romántica supo ser luz para mostrar el camino en que con arte supo hacer brillar el arte romántico sin dejarse perturbarse por las banalidades de las modas. De ahí la admiración del joven Poeta Rubén Darío.
No por simple ni por casualidad, el prólogo original del amigo del Poeta Darío, don Eduardo de la Barra inicia el libro Azul…, que siendo “Todo luz todo perfume, todo juventud y amor”, con el epígrafe siguiente: “L´art c´este L´azur” (Víctor Hugo), resultó ser todo un proyecto literario permanente, al ser el azul el ideal con irradiaciones inmortales. De la Barra, estaba acorde al sentir y al pensamiento de Darío como discípulo de Víctor Hugo, que había sido un excelente versificador como poeta, y un prosista extraordinario prolífico como escritor de una creación inagotable con vitalidad fuera de21 de Julio 2023 serie.
Como genios excepcionales, en vida guardando las distancias, les ocurrieron situaciones muy singulares y simpáticas. Los dos se vieron precisados a verse en la necesidad de tener que usar trajes prestados para poder cumplir con compromisos oficiales ineludibles.
Víctor Hugo después de haber asistido a la coronación del Rey Carlos X en abril de 1925, escribió una famosa «Oda a la consagración», asunto que dio lugar en breve, a un encuentro personal; pero al no tener pantalón corto que exigía el protocolo de la Corte, ante el apuro se vio precisado que Carlos Brifant se lo prestase.
Muy similar a lo del Poeta Darío, que habiendo sido nombrado Embajador ante El Rey de España Alfonso XIII, se le citó que pronto El Rey lo recibiría en junio 1908 para la presentación de credenciales, ya él tenía que salir fuera.
Darío no habiendo recibido el radiante y dorado uniforme que había dado hacer en Paris, se vio urgido que el Embajador de Colombia, el Ministro Doctor Juan Evangelista Menrique le prestara su uniforme que le quedo muy bien a las mil maravillas.
Al morir Víctor Hugo, la asistencia del pueblo a su entierro, ha sido lo más grandioso jamás visto. En Paris, el lamento de su partida fue por más de un millón de personas de toda Francia. Como par en grandeza Darío, sus honras fúnebres duraron seis días continuos en homenajes y tributos, previo a su entierro, donde de todos los rincones del país, más de cincuenta mil fueron testigos de su partida a lo que sería su tumba en la Catedral de la ciudad en León, Nicaragua.
21 de Julio 2023.