Destacados / Nacionales · 15/03/2023

Gabriel Putoy, el docente de Monimbó y expreso político que sobrevive como zapatero en Costa Rica

*Por Voces en Libertad

Fue apresado por participar en la rebelión cívica del 2018, fue liberado pero nunca lo dejaron en paz hasta que se exilió. Fue zapatero de joven y se graduó de maestro. Ahora para sobrevivir en un país que no es el suyo, abrió su taller. “Hay que comer y mantener la lucha”, dice.    

Desde tempranas horas del día, en una casa de un barrio de San José, Costa Rica, se escucha el ronco sonido de una máquina de coser zapatos. En ese lugar hay cuero, martillo, hilos, cuchillas, pega y demás implementos.  Ahí está el profesor Gabriel Putoy, de Monimbó, reparando un par de tenis.

Y es que desde que llegó al exilio en este vecino país, en diciembre de 2019, se ha “rebuscado la vida” para poder sufragar sus gastos personales, pero no ha descuidado la lucha cívica porque es uno de los principales líderes que “mantiene viva la chispa” por la libertad de Nicaragua y la defensa de los derechos humanos. 

Eso, según él, es un aspecto que no olvida desde que la dictadura Ortega- Murillo lo echó preso en septiembre de 2019, y fue objeto de torturas estando cautivo, al punto que ni siquiera podía agarrar un vaso para tomar agua. “Pasé adolorido de tantas palizas recibidas”, dice. El profesor fue liberado en junio de 2019.

Estando en Costa Rica, recibió el apoyo de los padres salesianos, quienes incluso le consiguieron un trabajo como docente, sin embargo, esta labor no le dejaba espacio para el activismo político, por lo que decidió emprender en su propio trabajo a través de la hechura de zapatos de cuero.

 “Vos sabés que Monimbó es un barrio meramente artesanal, y pues cuando era joven aprendí algo de zapatería, y sé montar (armar zapatos). Al principio comencé haciendo zapatos aquí en el exilio, pero la gente quiere todo regalado y pues la verdad no me resultaba, además el material acá es demasiado caro y no me cuadran las cuentas, reparar funcionan más”,  dice Putoy.

No se quedó de brazos cruzados

Actualmente solo se mantiene del emprendimiento de hacer reparaciones de zapatos, bolsos, carteras, maletas, mochilas y cualquier pieza de cuero, esto le alcanza para pagar sus impuestos a la municipalidad de San José por el derecho a un rótulo que tiene afuera de su pequeño taller.

Aquí vienen nicas, ticos y de otras nacionalidades, porque nos esmeramos para dejar las cosas muy bien, a pesar de que yo no soy zapatero, sino docente”, añade.

Asegura que la máquina de coser es herencia de sus padres, y que nadie las ocupaba en Masaya, por lo que decidió mandarla a traer y se las lograron llevar de pieza en pieza. Ya en Costa Rica, un amigo se la armó.  

El emprendimiento es duro, pero tenemos que aprender a sobrevivir en el exilio y eso pasa por reinventarte. Con mi emprendimiento, me ha dado tiempo para cumplir con mis diligencias personales y el espacio para la actividad cívica, el caso es que de los más de cien mil nicaragüenses que están en Costa Rica, la mayoría no van a las actividades cívicas porque sus trabajos los absorbe”, continua.

No son migrantes económicos

Recordó al presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, que quienes han llegado a este país después de abril de 2018, no han sido migrantes económicos, sino para salvaguardar sus vidas de la violencia estatal de Nicaragua.  Aprovechó para llamar a otros a no abandonar la lucha por la democratización de Nicaragua y lograr un retorno seguro de los miles de exiliados nicaragüenses.

Sostienen que el emprendimiento actualmente no genera grandes sumas de dinero, porque reconoce que la economía a nivel mundial está mal, sumado a las consecuencias por la invasión de Rusia a Ucrania, y en Nicaragua está peor la situación de la crisis sociopolítica generada por la represión estatal.

La gran mayoría de los nicaragüenses estamos buscando cómo sacar lo mejor de nosotros en otro país, sin embargo, estamos aportando desde esta pequeña convivencia del exilio a la economía de Costa Rica, porque aquí nadie nos paga los impuestos, sino que sale de nuestros bolsillos. Andamos como personas decentes ganándose la vida, pero sin descuidar la parte del activismo de derechos humanos”, acentuó el docente.

Desde que inició la represión estatal en Nicaragua, a partir de abril de 2018, miles de nicaragüenses se vieron obligados a desplazarse hacia diferentes países principalmente a Costa Rica, desde donde a diario “se busca la vida” de diferentes maneras, mientras regresa la democracia y el establecimiento de un Estado de derecho en el país pinolero.