Hernández reitera importancia de que Honduras ratifique tratado con Nicaragua

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, reiteró el miércoles la importancia que tiene para su país la ratificación del tratado de límites marítimos que suscribió en 2021 con Nicaragua sobre derechos en el Pacífico, e hizo un nuevo llamamiento a los diputados hondureños a que lo hagan.

Pido a los diputados del Congreso Nacional que le den ese respaldo en el último tramo de procesos el acuerdo firmado con Nicaragua”, subrayó Hernández, quien el día 27 concluirá su segundo mandato, después de gobernar desde enero de 2014.

El gobernante recordó que “hay dos sentencias de la Corte Internacional de Justicia, de La Haya, donde dice que se le reconoce a Honduras esa salida al Pacífico y luego de muchos años de trabajo acordamos con Nicaragua que a partir de las 3,68 millas ahora también son el derecho reconocido a Honduras y que siempre habíamos tenido”.

Agregó que por eso “le mando un mensaje a cada uno de los diputados del Congreso y a todos los hondureños: hay cosas más grandes que el individuo, más grandes que nosotros mismos, más que los grupos y eso es la nación, el país”.

Honduras tiene salida hacia el Pacífico a través de la bocana del Golfo de Fonseca, cuyas aguas comparte con El Salvador y Nicaragua.

El 27 de octubre de 2021, Hernández y el dictador Daniel Ortega acordaron definir sus fronteras en el Mar Caribe y el Océano Pacífico, incluyendo el Golfo de Fonseca.

El acuerdo de límites, denominado Tratado Integracionista del Bicentenario, fue suscrito en Managua por Hernández y Ortega, en un evento en el que no participó El Salvador, cuyo presidente, Nayib Bukele, ha guardado distancia.

Hernández añadió que en la Constitución de Honduras se proclama como “ineludible la validez y obligatoriedad de las sentencias internacionales”.

Según Hernández, en algún momento El Salvador se sentará a dialogar para unirse al tratado, mientras que Honduras mantendrá la decisión de cumplir la sentencia de la Corte Internacional de Justicia, del 11 de septiembre de 1992.

Ese fallo definió los límites de los dos países centroamericanos, que en julio de 1969 libraron una guerra de 100 horas por un centenario contencioso limítrofe y migratorio.