*** 70 camas habilitadas para atender la pandemia ya no dan abasto
“En los pasillos del hospital Humberto Alvarado de Masaya se escucha la insistente tos de muchos pacientes, incluso algunas enfermeras lloran porque tienen familiares internados con COVID-19”, según un reporte de un periodista de esa localidad para la plataforma Voces en Libertad.
El ambiente que se vive en este centro asistencial, que atiende a todo el departamento, es tenso, según el testimonio de una persona que es parte del personal médico en esa institución.
“El pasado martes vino la Ministra de Salud aquí al hospital de Masaya y se dio cuenta de la situación que se está viviendo, por eso ordenó el cierre del portón principal, nadie puede entrar ni salir por ahí en estos momentos; el personal médico está entrando por el sector de consulta externa, muchos de nosotros tenemos que protegernos por nuestra propia cuenta, por eso compramos nuestro alcohol. El director se mantiene casi todo el tiempo encerrado en su oficina, como medida de protección”, relató la fuente bajo el anonimato.
El informante afirmó que en ese hospital se habían habilitado 70 camas para atender la pandemia, pero que ya están colapsados.
“Ya colapsamos. ya se rebasó la capacidad porque están viniendo más casos”, aseguró.
“Le pedimos a la gente de Masaya que procuren al máximo no venir por el momento a este centro. El Silais de Masaya ya está tomando en serio la situación, pero no lo hacen público, pero están alarmados y tomando sus medidas”, continuó.
El trabajador de la salud señaló que el personal de ese centro asistencial no se saluda con las manos, solo de señas, usan sus mascarillas y guantes. “Cada quien compra su protección y tienen que venir a trabajar porque no hay de otra. Yo casi no visito a mis familiares y amigos porque los puedo contagiar o me contagian. Recomendamos que no reciban visita de mucha gente en sus casas y que no salgan”, advirtió.
Según el Observatorio Ciudadano COVID-19, Nicaragua “atraviesa un pico pandémico. El sistema de salud está colapsado”, y por lo menos 176 muertes entre el personal de salud han sido verificadas. Y solo un 3% de la población ha sido vacunada.