El analista político y ex embajador de Nicaragua ante la OEA, Edgard Parrales calificó como “verdaderamente devastador” el informe anual sobre los derechos humanos que publicó el martes el Departamento de Estado de Estados Unidos, y en cual afirmó que “Nicaragua tiene un sistema político altamente centralizado y autoritario” dominado por el dictador Daniel Ortega, y su mujer Rosario Murillo.
“Este informe es verdaderamente devastador, prácticamente muestra un panorama de espanto de lo que es la situación de los derechos humanos en Nicaragua”, dijo Parrales a La Mesa Redonda.
De acuerdo con el informe, “el partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de Ortega, ejerce un control total sobre las funciones ejecutiva, legislativa, judicial y electoral”.
Estados Unidos señaló “graves fallas en las elecciones regionales y nacionales desde 2008”, que habrían favorecido la permanencia en el poder de Ortega, a quien le rinden cuentas de forma directa la Policía y el Ejército de Nicaragua, así como un cuerpo armado irregular, que denominó “parapolicías”.
“Los parapolicías, que son grupos no uniformados, enmascarados y armados con entrenamiento y organización táctica, actúan en coordinación con las fuerzas de seguridad gubernamentales, bajo el control directo del gobierno”, indicó Estados Unidos.
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En el informe, se subrayó que en Nicaragua existen “ejecuciones ilegales o arbitrarias, incluidas ejecuciones extrajudiciales, cometidas por el gobierno o sus agentes; desapariciones forzadas por fuerzas parapoliciales; tortura y casos de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes por parte de guardias penitenciarios y parapoliciales; condiciones carcelarias duras y potencialmente mortales, detenciones arbitrarias por motivos políticos, graves faltas de independencia del Poder Judicial”.
El Departamento de Estado también resaltó “serias restricciones a la libertad de expresión y prensa, incluidas amenazas de violencia, censura y difamación criminal, y una injerencia sustancial en los derechos de reunión pacífica y la libertad de asociación, así como severas restricciones a la libertad religiosa, incluidos ataques contra la Iglesia Católica Romana y los funcionarios de la iglesia”.
Corrupción generalizada, campañas de hostigamiento, intimidación y violencia “hacia enemigos percibidos del régimen”, además de “privación arbitraria de la vida y otras ilegalidades como homicidios por motivos políticos” en Nicaragua, también fueron incluidos en el informe estadounidense.
El informe destacó expropiaciones al margen de la ley sin restitución posterior, interferencias “arbitrarias o ilegales” contra la privacidad de las familias en sus hogares, restricciones a la libertad de expresión, prensa, discurso, “violencia, acoso o difamación” contra periodistas independientes, y “censura o restricciones de contenidos” a medios no oficialistas.
Parrales destacó que este informe, debe servir para que el pueblo nicaragüense siga luchando contra el régimen. “Como ven el panorama es verdaderamente tétrico, desolador, desalentador y definitivamente nos mueve a no detener nuestra voluntad y nuestra actitud de seguir luchando contra este régimen. No podemos seguir aceptando de manera pasiva toda esta infamia que la dictadura Ortega-Murillo está cometiendo contra el pueblo de Nicaragua”, concluyó.