Opinión / Ensayos · 16/12/2021

LA HORMA AUTOCRÁTICA

Tino Pérez                            

“El mejor medio de llegar a la libertad es pasar por la dictadura”, dijo una vez Jean Jacques Rousseau. ¿Cuántas dictaduras todavía nos faltan para llegar a ese estado ideal? Con más de 200 años de vida independiente, con pocos intervalos de civismo moderado, con repetidos intervalos de luchas partidarias, nuestro calvario no parece terminar.

Zelaya rompió con un aceptable período de apertura democrática para modernizar el proceso e inyectarle continuidad y autoridad personal. Los Somoza prefirieron la continuidad aprovechando el control absoluto de la GN como nuevo elemento de estabilidad. Ortega ha copiado a sus predecesores y ha modernizado las palancas de control con una masa de 75,000 armados en diferentes uniformes.

16 con Zelaya, fueron pocos para un dictador. Por razones ya conocidas, Somoza García igualó a Zelaya con 16 años también. La dinastía somocista tuvo 7 años adicionales con Luis, el hijo mayor y 10 años más con Anastasio, el menor, que no pudo concluir.

Siguiendo ese desalentador modelo, hemos llegado a los ORMU; él, en camino a cumplir 31 años en el timón gubernamental, y según sus simpatizantes, la dinastía debe continuar porque el poder no se puede perder.

Y así pasa el tiempo en este “maldito país”, como Sandino pidió que se titulara su relato al escritor José Román; estación tras estación, con polvo en el verano y fango en el invierno, todavía un solo obstinado sigue pregonando a lo Luis XV… ¡El Estado soy yo!