Opinión / Ensayos · 09/06/2022

La inalcanzable Cumbre

Los representantes de Nicaragua ante la IX Cumbre de América siguen demandando más presiones externas para la dictadura de Ortega; el gran problema sigue siendo el mismo que los sandinistas forjaron, y siguen impulsando, y no es más que la atomización de la oposición nicaragüense en grupos de élite, que parecen ignorar el objetivo inmediato, que es la unidad misma, presentándose más divididos que los constructores de la Torre de Babel.

Es también un hecho que el panorama socioeconómico de América, entre fenómenos en desarrollo y amenazas, es una amalgama de problemas que lejos de solucionarse, tiende a la profundización: inflación, recesión y estanflación, desempleo, crecimiento de la pobreza, inseguridad ciudadana y migraciones, por mencionar algunos; y para terminar de enturbiar el panorama, existe un amplio reavivamiento de  una «primavera izquierdista», la cual se ha expresado en las últimas elecciones de Perú, Honduras y Chile, y aunque con limitadas posibilidades, asoma también en Colombia.

El evasivo histórico de asumir responsabilidades y culpar a Estados Unidos por lo que nos pasa y nos pasará, es el mejor refugio que los camaradas de izquierda y militantes de derecha encuentran ante su incapacidad de articular una agenda de acción concentrada en resolver los principales problemas que nos aquejan y que son conocidos por todos: una efectiva división de poderes de Estado, que permita operar con verdadera independencia y apego a la ley; un sistema político que privilegie la participación ciudadana, evitando la entronización perniciosa de grupos políticos que monopolicen la cosa pública; un modelo económico que establezca prioridades, dejando atrás los favoritismos para la gran empresa y el gran capital financiero; y el establecimiento de políticas públicas orientado a la autonomía municipal, y un modelo de servicios públicos que reduzca las disparidades en calidad, acceso y territorialidad.

Quienes nos representan en la Cumbre, seguramente expresarán ardientes deseos sobre la libertad, pero eso no bastará para lograr la caída de la dictadura; sin una unidad sólida, incluyente y con objetivos claros, seguiremos mendigando acciones que de manera reiterada, han demostrado muy poca efectividad, y que en la práctica, sólo generan más represión y reducción de espacios de libertad para quienes viven dentro de la sufrida Nicaragua. La Cumbre de la Unidad es la primera Cumbre que debemos alcanzar.  

Ezequiel Molina.

Junio 7, 2022.