Opinión / Ensayos · 01/06/2022

La izquierda no debe subestimar el deseo de los pobres de vivir en democracia

*Por Hugo Rodríguez

Aunque en política todo puede pasar, no creo que gane Gustavo Petro en la segunda vuelta de las elecciones de Colombia, porque en la primera vuelta alcanzó 8.5 millones de votos, ese fue también su techo en las parlamentarias; o sea, lo separan casi 3 millones de votos, ya que solo entre Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández juntan 11.4 millones de votos.

La que podría modificar el panorama es que los que se abstuvieron salgan a votar contra Hernández, que no se descarta, porque podría ser un voto de venganza; sin embargo, Hernández y su desparpajo, incluyendo sus errores, encaja más con la cumbiambera «colombianidad» no solo de los sectores acomodados, sino a todo nivel.

Petro, a pesar de su mensaje de la “Colombia Humana” se quedó petrificado en lo político y lo ideológico. Tiene temor en endurecer su posición frente a Cuba y Venezuela, porque puede perder apoyo de sectores que han sido muy importantes para sus movilizaciones populares. Su posición frente a Ortega es porque Ortega es la vergüenza de la izquierda mundial, de ahí que su crítica fuerte contra Ortega le atrajo mucha popularidad en sectores progresistas y centristas, y le arrebató a Sergio Fajardo casi la mitad de su electorado.

Mi tesis es que él perdió la presidencia por no haber tenido la firmeza democrática frente a Cuba y Venezuela, en la única oportunidad que tenía que era en primera vuelta; mucha gente, incluyendo los poderes fácticos (temiendo un segundo Bogotazo) ya habían aceptado eso, pero fue muy ambiguo frente a Cuba y Venezuela, cuando debió ser firme y categórico y sin ambigüedades como hizo Boric en Chile; porque necesitaba crear confianza y disipar miedos.

La izquierda jurásica no termina de entender que no debe subestimar el deseo de los pobres de vivir en democracia. Los pobres son los que más quieren salir de la pobreza y con el avance de la tecnología de las comunicaciones los pobres están más informado, también tienen hambre de conocimiento y ya saben que con gobiernos de esa izquierda nostálgica y jurásica lo que les espera es más pobreza.

El voto que se decantó por Hernández no es lo que los termocéfalos llaman “de derecha”, es el voto mayoritariamente pobre, esa masa de gente que conforma el voto mayoritario en todos nuestros países latinoamericanos, es la gente que lucha a brazo partido diario por salir de la pobreza; ese inmenso sector no se traga cuentos con facilidad, porque su aspiración es ascender socialmente; es el sector que apoya con mas entusiasmo los cambios sociales, aunque sean violentos, pero es un sector que ya se quemó con leche y desconfía hasta del queso.

El sector de la pobreza que se traga todo lo que le promete esta izquierda vieja y nostálgica, es el que vive en pobreza extrema, que es menos del 10%; porque a este sector ni se les ocurre gastar para sacar un pasaporte e irse del país, ese lujo no se lo puede dar, porque lo de ellos es lo de la comida diaria, sobrevivencia pura….