Opinión / Ensayos · 03/01/2023

La Nicaragua de 2023 y sus enemigos

Un alicaído escenario 2023 se proyecta con particular fuerza sobre el dicotómico país que habitamos, aunque un análisis más profundo podría decirnos que la Nicaragua de hoy es más multivariada de lo que parece, pero esa es tarea de expertos taxonomistas socioeconómicos; la Nicaragua que habitamos la mayoría, está plagada de amenazas, unas que son comunes a todos, o casi todos los seres humanos que dependen de un ingreso, que oscila entre la pérdida constante de su valor adquisitivo y su extinción; pero también hay otras condicionantes que son particulares del régimen que oprime al país, quienes para garantizar el uso de los órganos represivos, construyeron un entramado de leyes, regulaciones y procedimientos de facto, que facilitan la pérdida de los derechos más esenciales a los que como ciudadanos debíamos gozar a total plenitud. La Nicaragua nuestra, la de las mayorías, se protege con la autocensura, el uso de un lenguaje que no despierte la menor sospecha de disentimiento, e incluso con el uso del disfraz sandinista, que garantice el empleo o cualquier otra demanda de los órganos estatales, y que para acceder a ellos debe asumirse una actitud mimética. En esta parte de Nicaragua vivimos bajo un denominador común: esperamos celebrar a lo grande la caída de la dictadura, y ciertamente esperamos que sea pronto.

La otra Nicaragua, es la de quienes detentan el poder político y económico, que amparados en los órganos de inteligencia militar, esperan enterarse con tiempo suficiente del momento en que la arquitectura sobre la que funcionan se fracture de manera irreversible, y así poner a buen recaudo la riqueza acumulada sobre la base de las desproporcionadas, ilegales y vergonzosas exoneraciones fiscales, los bajos salarios y una total y absoluta inexistencia de organizaciones sindicales; dicho de manera directa, tenemos una cúpula empresarial que goza de los mejores “beneficios” existentes en las llamadas sociedades comunistas o socialistas, a la par de los más connotados indicadores que caracterizan a un Estado fallido, o un narco Estado, que para los efectos es lo mismo; pero también tenemos a esa clase parasitaria, nociva y destructiva, llamada clase política, que a la vista parece ser sólo sandinista, pero no es así, la Asamblea Nacional puede ser el ejemplo más ilustrativo de ese conjunto de sinvergüenzas que se reúnen de manera constante para aprobar toda propuesta emanada desde El Carmen, sin importar sus consecuencias; también tenemos a los cuerpos represivos, Policía y Ejército, quienes además de cumplir un nocivo rol de protectores de los intereses de la familia dictatorial, conforman una élite mafiosa dedicada a enriquecerse bajo el amparo que la dictadura misma les confiere; tampoco podemos dejar de tomar en consideración los grupos políticos en el exilio, de los cuales sabemos que están en franca etapa de desmoronamiento debido a la falta de un acuerdo que los consolide y aglutine en una agenda común. Podemos afirmar entonces que los enemigos que la Nicaragua de las mayorías tiene, son muchos y poderosos: la dictadura familiar, la cúpula empresarial, la clase política y los grupos armados represivos.

De la familia dictatorial basta decir que viven en estado de emergencia permanente, y es que el panorama a la vista no es nada positivo, principalmente las noticias que en materia económica se proyectan para 2023: en el nivel local se pronostica una tasa creciente de inflación y una disminución en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), y aunque el volumen de las remesas se mantenga o crezca, sus efectos en la economía no son de efecto multiplicador; en el plano internacional, los efectos sobre Nicaragua de la desaceleración económica en Estados Unidos, China y la Unión Europea, son doblemente negativos, primero, porque Estados Unidos es su principal socio comercial y segundo, porque la dictadura abriga la esperanza de que China se convierta en su mecenas económico, lo cual es más complicado de lo que parece, no sólo por razones geográficas, sino también por razones logísticas, a la par de la reducida canasta productiva que Nicaragua podría ofrecer a China, tanto en volumen como en variedad de productos. En el plano político la situación es más complicada: el aislamiento general de la dictadura, las posibilidades de profundización de las sanciones, la incapacidad negociadora del régimen, y para terminar de nublar el panorama, se ciernen rumores de que algunos ex militares de alta graduación se han reunido para analizar la situación del país; ello ha puesto al dictador en una posición tan difícil que tuvo que reunirse con su hermano y ex jefe del Ejército, desatendiendo las órdenes políticas de su cómplice y consorte. No sabemos a ciencia cierta que pasa en la cúpula dictatorial, pero se evidencia un nivel de temor; un levantamiento militar podría dar al traste con la dictadura en razón de horas. Y es que la capacidad de la dictadura de superar la crisis es igual a cero, y eso la pone en peligro aún con sus más preciados socios, amigos y cómplices; no es la primera vez que pasa en la dicotómica Nicaragua, la historia podría repetirse.

Ezequiel Molina

Enero 3, 2023