Opinión / Ensayos · 09/09/2022

La política de la perversidad extrema

La expulsión de las Misioneras de la Caridad de la Orden de María Teresa de Calcuta, justificada por el Ministerio de Gobernación (MIGOB), bajo el argumento de “haber incumplido sus obligaciones”, podría pasar un tanto desapercibida, dado que el régimen ha ordenado el cierre de más de mil organizaciones, dedicadas en muchos casos a cumplir responsabilidades que corresponden al Estado; pero al determinar los beneficiarios del accionar de las Misioneras, nos encontramos que corresponden a dos segmentos poblacionales extremadamente vulnerables: ancianos y niños; estos últimos destacan por la magnitud de su drama, y el testimonio de una de las encargadas del centro de atención a niñas abusadas, la hermana Paola, es más que elocuente: «…Y las niñas que habían sido abusadas, todas de entre 8 y 13 años, tuvimos que entregarlas a sus familias. Imagínate lo que fue para ellas volver a su casa. Se iban todas llorando, y nosotras también”.

El episodio anterior es el summum de la maldad, y conociendo el actuar de la vicedictadora, quien comparte con su consorte el delito de pederastía, en contra de su propia hija, no queda más que figurarnos que la maldad tiene un grado superlativo, y es el de la planificación a futuro, y con efecto expansivo; no se trata del crimen que se comete al calor de la ofuscación o el crimen planificado, para que tenga un efecto inmediato; se trata del crimen conteniendo un mensaje más allá del crimen en sí, se trata de demostrar con fuerza suprema, con un mensaje de poder que debe llegar claro a todos los que están alrededor, que no existe forma de escapar a sus designios, y para ello han dado múltiples muestras.

La exhibición de los reos políticos condenados al margen de la ley, es la explicitud manifiesta de lo que nos podría pasar si osamos levantar la voz en contra de la delincuencia manifiesta del régimen, y para ello conformaron una verdadera «galería» de castigados, que no dejara ni la menor duda de que nadie está exento de formar parte de ella; jóvenes, adultos mayores, mujeres, empresarios, líderes de toda índole, campesinos, profesionales, amas de casa, ricos o pobres. Nadie se escapa.

Pero también existen sectores «priorizados», los religiosos católicos afectados por la mano todopoderosa de la pareja dictatorial, parecen ocupar un lugar cimero en los deseos  del régimen, y es que pueden haber cuentas pendientes; el Cardenal Obando (Q.E.P.D), logró que Ortega perdiera una cantidad de votos, en una de sus fallidas participaciones como candidato presidencial, con la diseminación de la parábola de la serpiente, y aunque años después Obando se alió a la «serpiente», finalmente, en el ocaso de su vida, condenó los asesinatos atroces cometidos durante el levantamiento popular de 2018, y por eso el Cardenal murió bajo el absoluto silencio del régimen; pero eso es historia; volviendo al presente, la condena, persecución, hostigamiento, amenazas veladas y no tan veladas y toda clase de actos en contra de sacerdotes católicos, son también parte de la planificación del mal; condenados por violación, por organizar grupos violentos, y otras acusaciones, totalmente al margen del debido proceso, y que la mayoría de ciudadanos repudian, independientemente si son creyentes o no, parece no tener límites, y a eso apunta la dictadura; la libertad en este país llega hasta donde el régimen lo establece, punto.

El caso de los emigrantes también es aleccionador, mientras la dictadura muestra maravillosos indicadores económicos, que todos sabemos son manipulados, y que la dinámica económica es impulsada en gran medida por las remesas del exterior, y la dictadura mejor que nadie lo sabe, se genera el drama de los emigrantes y futuros enviadores de remesas; desgraciadamente algunos emigrantes fallecen en su intento de llegar a Estados Unidos, pasan meses en las morgues mexicanas o estadounidenses, y por falta de apoyo de los consulados nicaragüenses, quienes en lugar de facilitar la repatriación de los cuerpos, más bien la obstaculizan; ¿podrá existir una actitud más perversa que negar el cuerpo de un fallecido a sus familiares?

Estos episodios generados por la dictadura no son los únicos, sabemos que son numerosos, y algunos de ellos inimaginables. La dictadura nos está llevando al extremo del mal, y cuando las cosas son llevadas al extremo, las respuestas pueden ser también extremas. Esperemos lo inesperado, es lo único que nos podría evitar mayor dolor.

Ezequiel Molina

Septiembre 9, 2022.