Nacionales · 16/09/2021

Las insólitas cifras oficiales del COVID en Nicaragua mientras el país atraviesa una segunda ola

*Infobae

Nicaragua registró una sola muerte por COVID-19 en la última semana, según anunció el martes el Ministerio de Salud (Minsa). Esta cantidad se mantiene inalterable en el informe que presenta el Minsa cada martes. En este mismo periodo, dice el informe, se conocieron 675 nuevos casos de COVID-19 que, aunque son 60 más que la semana pasada, representan los números más bajos de la región.

Según los datos oficiales, con 200 muertes, Nicaragua tiene el más bajo índice de mortalidad de Latinoamérica y registra solamente el 0.9 por ciento de los 2,263,977 casos de coronavirus confirmados en los ocho países del Sistema de la Integración Centroamericana.

Sin embargo, estas cifras se contradicen con la realidad que muestran los medios de comunicación nicaragüenses y las redes sociales, convertidas prácticamente en obituarios donde los ciudadanos anuncian los fallecimientos de sus familiares cada día.

“Solo hace falta sentir el olor a flor de muerto en las redes sociales nicaragüenses donde los usuarios están narrando su dolor ante el constante fallecimiento de familiares, en clara desobediencia ciudadana frente al silencio que quiere imponer el régimen sobre la afectación de la covid-19 en el país”, expresó la periodista Mildred Largaespada en un artículo publicado en el periódico digital Confidencial.

“El Minsa reporta un muerto por COVID 19 desde hace seis meses. De ahí no pasa. Ni para bajo ni para arriba. Se quedó congelado. Una cifra que nadie en el mundo la cree”, dice el doctor Leonel Argüello, experto epidemiólogo.

Solo el banco Lafise reportó la muerte por COVID de cuatro de sus trabajadores en un lapso de 48 horas en la semana que el Ministerio de Salud registra una muerte. “En la presente semana hubo 1 fallecido atribuible a COVID 19 y se presentaron otros fallecimientos en personas que han estado en seguimiento, debido a tromboembolismo pulmonar, diabetes mellitus, infarto agudo de miocardio, crisis hipertensivas y neumonías bacterianas”, expresa en informe oficial.

Tampoco la Organización Panamericana de la Salud (OPS) confía en las estadísticas del régimen. “La OPS no tiene elementos suficientes para valorar el estado de la pandemia en Nicaragua y en nuestro sitio, donde se reporta la situación por países y tendencias, hay reportes de todos los países, pero Nicaragua está en blanco”, señaló en agosto pasado Ciro Ugarte, director de emergencias de salud de la OPS, durante una conferencia para abordar la situación de la pandemia.

El Observatorio Ciudadano COVID-19, un organismo multidisciplinario de la sociedad civil que opera de manera clandestina y lleva un registro alternativo al oficial, reporta en su último informe semanal 47 muertes diarias “por neumonía o sospechosas de COVID 19” para un acumulado de 4.531 muertes, 22 veces más que las muertes que indican las cifras del régimen.

Según el informe del Minsa, hasta este martes se acumulan 10,245 personas a quienes “se les ha dado seguimiento cuidadoso y responsable”, tal como la jerga oficial llama a los casos confirmados, mientras el Observatorio Ciudadano registra hasta el 8 de septiembre pasado 25,156 casos acumulados desde el inicio de la pandemia.

Para el doctor Argüello, la segunda ola COVID comenzó en noviembre en Nicaragua. Y ha sido feroz. “Esta segunda ola es más grande, aún las cifras son más altas que las del año pasado”, dice.

“En noviembre el Ministerio de Salud informa que se han aumentado en siete u ocho veces los casos de fallecidos por neumonía, sin vincularlos con la COVID, que por supuesto eran producto de la COVID, y a partir de ese mes comenzamos una segunda ola, con una curva ascendente que no ha parado, sino más bien siempre va para arriba con más casos y fallecidos, pero que ha sido constante y permanentemente alimentada por las diferentes aglomeraciones como Navidad, Año Nuevo, Semana Santa, y ahora con las Fiestas Patrias”, añade.

Argüello culpa al régimen orteguista de promover actividades que propician el contagio. “Nicaragua es un país exclusivo en el sentido que es el único donde su gobierno contagia de manera intencional a la población”, indica.

Para el primer fin de semana de septiembre, el régimen anunció 4.500 actividades entre ferias, y eventos turísticos, recreativos, deportivos, culturales y religiosos. “Aquí estamos con todo el país con todos los cuidados que merecemos, que debemos darnos, porque es el respeto y el amor de unos a otros, en casi 4.500 actividades”, manifestó Rosario Murillo.

Este martes, si bien Murillo pidió a los nicaragüenses cuidarse ante la amenaza del COVID, presentó otro paquete de actividades para conmemorar el Bicentenario de la Independencia. “Así es como vamos compañeros, compañeras, cuidándonos mucho en esta semana de vacaciones bicentenarias; cuidando la salud de cada uno, cuidarnos es querernos, cuidarnos es protegernos, cuidarnos es expresarnos como un pueblo consciente, responsable que sabe avanzar en medio de todas las dificultades”, dijo en su mensaje de todos los mediodías.

Hace unos días, Daniel Ortega desestimó otra vez el “quédate en casa” como una de las medidas para controlar la pandemia. “La solución, y está demostrado en los países que quisieron obligar a la gente, incluso encarcelando a quien no acataba el encierro, esa no fue la solución. Más bien provocó más muertes, y problemas intrafamiliares. Hay que saber salir a la calle, haciéndolo con cuidado, hay que saber ir al trabajo, haciéndolo con cuidado”, dijo Ortega el 6 de septiembre durante un evento con la Policía.

“Se siguen promoviendo actividades, miles de actividades promovidas por el gobierno central y los gobiernos municipales que no contribuyen a controlar la epidemia, sino que alimentan la epidemia para que esta persista”, reclama el doctor Argüello. “La epidemia en Nicaragua nunca ha sido controlada, no se ha abordado de manera científica, ni existe una lucha antiepidémica ni un liderazgo parar controlar la misma”.

Para Argüello, lo que se debe hacer es, primero, informar a la población de forma transparente, dónde están los casos de forma que la población se alerte y tome las medidas que modifiquen su conducta para prevenirla”. Segundo, darle acceso a la población para que se pueda hacer exámenes de laboratorio. Tercero, con los exámenes de laboratorio masivos, se identifica a la gente que tiene el virus para aislarla. “Así se corta la cadena de trasmisión”, dice.

“La enfermedad se ha tratado de manera política partidaria”, añade el epidemiólogo. “No se ha querido hacer ninguna actividad de lucha antiepidémica seria frente al mayor problema que está sufriendo la humanidad. Al paso que seguimos, van a seguir aglomerando gente y van a haber más casos después de estas vacaciones. Esto no tiene fin. Se nos está muriendo la gente y se nos está muriendo de choña (gratuitamente) como decimos en Nicaragua”.

“Las muertes son evitables, nadie debería morir por COVID y sí, existe responsabilidad del gobierno y responsabilidad del individuo si no se cuida. Tenemos un Ministerio de Salud que no está promoviendo la salud sino más bien la enfermedad. No hay sentido. Es absurdo”, concluye.