Pese a que la vicedictadora Rosario Murillo había anunciado ayer que el dictador Daniel Ortega estaría entregando una segunda flota de autobuses chinos a las cooperativas de transporte, fue el hijo de estos, Laureano Ortega Murillo quien se presentó en sustitución de su padre.
“Nuestro Comandante Daniel hará entrega de las 250 nuevas unidades de autobuses a las familias, a través de las cooperativas de transportistas”, dijo ayer al mediodía Murillo.
Pero ni Ortega ni su mujer llegaron al evento, sino Laureano, quien dio un discurso elogiando la relación de “hermandad” entre China y Nicaragua.
“Tenemos una relación de hermandad, entre Nicaragua y China, entre nuestros gobiernos y nuestros pueblos, es una relación que está cimentada en una hermandad histórica, entre el Partido Frente Sandinista de Liberación Nacional y el Partido Comunista de China, dos partidos que se dedican a restituir los derechos de sus pueblos, que ponen los derechos de sus ciudadanos por encima de todas las cosas, que reconocen la importancia de ser humano, del desarrollo justo para todos, del desarrollo integral de nuestros pueblos, para alcanzar así, la prosperidad, el bien común”, expresó Laureano, quien es visto como “el sucesor” del dictador Daniel Ortega.
Según Laureano Ortega Murillo, con la relación “tan especial” con China, la dictadura logrará “erradicar la pobreza extrema en Nicaragua”.
“Vamos hacerle frente a la pobreza en general, para salir todos hacia la prosperidad y es ahí donde está cimentada nuestra cooperación”, declaró el supuesto “sucesor”.
Desde hace tiempo atrás, la pareja de dictadores viene dándole relevancia a su hijo Laureano, quien ahora es presentado como “Representante Especial del Presidente de Nicaragua para China”.
Cabe destacar que Laureano es parte de los funcionarios orteguistas sancionados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, por participar del entramado de corrupción de su familia.