Opinión / Ensayos · 17/05/2023

Liberalismo, unidad y diálogo

*Por Ariel Montoya

Nicaragua no ha avanzado en la recuperación de sus derechos constitucionales y en sus libertades producto de la descomposición social en la que  ha caído máxime desde  2018 a la actualidad; la insurrección de ese año trajo varias lecturas pero, la primera de ellas es el fracaso en que se incurrió al haber faltado líderes políticos visionarios que hubiesen negociado con el régimen de Daniel Ortega, como él mismo lo propuso pero que, prevaleció más el encandilamiento egocéntrico de algunos jóvenes dirigentes  metidos en la protesta junto a sus glorias efímeras más la manipulación que ciertos sectores del sandinismo disidente pretendieron arrogarse, abortando una negociación certera la cual de haberse dado habría hecho cambiar la correlación de fuerzas, perdiéndose una gran oportunidad.  

Ahora, parece ser que el inicio de un diálogo entre Gobierno,  Ejército, Estados Unidos y algunos líderes políticos liberales dentro del país (como debe ser), están logrando al fin encontrar una salida en este túnel lleno de torbellinos ensordecedores, acantilados totalitaristas, ciegos de soberbia unos y faltos de visión política otros.

Recientemente cayó en mis manos de fuentes periodísticas cuyo anonimato me reservo, una copia de un recurso de amparo interpuesto ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Nicaragua, presentado por el dirigente político Valmore Valladares en el cual solicita a dicho órgano judicial que, ante el incumplimiento de sentencia,  se le restituya la representación legal y presidencia del Partido Liberal Independiente (PLI).  El demandante solicita dicha petición, en base al hecho que ya ha presentado cuatro escritos con anterioridad.

“Por lo anterior expuesto, siendo recurrente amparado y bajo la tutela judicial efectiva de la Sentencia 299-2016 aplicable a todo procedimiento administrativo judicial, vengo formalmente a pedir ante el incumplimiento de la Sentencia 299-2016 Con. dictada por vosotros el 8 de junio de 2016 la representación legal del PLI, se ordene a la brevedad y así dar cumplimiento a la Sentencia antes citada”, expone Valladares  en la  Petición de Derecho recibida y sellada por la Corte con fecha del 11 de mayo de 2023, precedida con una explicación judicial con los antecedentes del Recurso de Amparo, mismos que se remontan a otro interpuesto por él  en 2016 en el que reclama sus derechos ciudadanos, junto a otro interpuesto por el Dr. Virgilio Godoy (qepd), ex Vicepresidente de la República en el primer Gobierno de Transición de 1990 y un liberal jacobino y legendario.

Más allá de las interpretaciones jurídicas, de ceder en este caso la Corte Suprema, estaríamos ante las eventuales puertas de un restablecimiento de la justicia hacia un partido político que está reclamando lo que le pertenece ―como también a otros  ―.

Esto por un lado. Pero por el otro quizás nos estamos acercando a un nuevo escenario: el de iniciar un proceso de unidad con el liberalismo a la cabeza y de diálogo.

De darse una apertura de parte de Ortega en estas lides, pues no vamos a hacernos los ciegos ante el férreo control institucional vigente, donde no se mueve una sola hoja sin su voluntad, pero también enfrentado a una tibia presión internacional  y a un desgaste político partidario, administrativo y de  bases, presenciaremos una nueva oportunidad para una salida a la crisis actual, que desembocará, indudablemente, en unas elecciones generales, las cuales deberán contar con la debida observación internacional y con un respeto sagrado a la decisión del voto ciudadano.

Para llegar a este escenario se debe empezar a unificar a las fuerzas internas  del país con peso electoral.  Junto a dicha unificación, ―en la que es clave  la tarea organizativa del liberalismo en torno a una fuerza como el PLI, de restituirse su Personería― contando con los aportes del conservatismo, los Contras, independientes y antisandinistas; a la par de la apertura del diálogo como única vía para la plataforma electoral, en la que deben imperar la voluntad de todas las partes y el aporte de la Comunidad Internacional, la cual  debería redefinir su agenda donante

Los nicaragüenses en el exilio no fueron capaces de desarrollarse ni de activar una agenda viable, no pasó de ceremonias financiadas y fingidas, de un estruendoso “pleito de perros” en los comandos operativos, ventilados y fuera de todo peligro desde  las redes sociales. Pero como en esta contienda todos somos oportunos, algún lugar tendrá si de verdad no optan por cuotas de personalismos ni vanidades entalcadas, de sumarse a esta iniciativa. !Por Nicaragua bien vale!

*El autor es escritor y periodista. Columnista Internacional y presidente del Partido Organización Política Accionaria (OPA).