Opinión / Ensayos · 13/07/2021

LOS CUBANOS ESTÁN INFORMADOS, YA NO SE CHUPAN EL DEDO

*Por Hugo Rodríguez

Miles de ciudadanos hartos de la ineficiencia de la burocracia y de la falta de libertades ciudadanas, salieron a expresar su rechazo a un sistema que está agotado desde hace más de 40 años, cuando en 1980 la magia demagógica de Fidel ya no pudo seguir ocultándolo y miles salieron por el puerto de El Mariel.

En 1994, cuando los efectos de la caída del Muro de Berlín y la implosión de la URSS, ya no se podían seguir ocultando, porque el suministro de ayuda soviética no llegaba, la gente salió a las calles en protestas masivas, y una vez más, Fidel, recurriendo a su brillante demagogia, combinándola con la fuerza, logró controlar las protestas, y convenciendo a muchos que el país entraba a lo que él denominó un «periodos especial» y el pueblo cubano entró a un periodo de calamidades, pero la llegada al poder de Hugo Chávez, hizo llegar petrodólares, que permitieron que la demagogia de Fidel siguiera funcionando.

Pero los petrodólares no mejoraron la ineficiencia de la burocracia y más bien, fortalecieron a una clase privilegiada cercana al poder de la familia Castro, la que vinculó su destino a los militares, involucrándolos en los negocios y en el control del contrabando y todo lo contrabandeable; todo lo cual también ayudó a que la demagogia de Fidel sobreviniera, pero la muerte se llevó a Chávez primero, lo que le dio tiempo para dejar amarrada la sucesión y asegurarse la ayuda, colocando a Maduro, que pese a haber sido canciller, era políticamente un Don nadie, pero con todo, era lo menos malo, pues la soberbia de Chávez había espantado a todo el talento político que le permitió llegar al poder.

Raúl Castro, viejo, con mente militarizada, y sin carisma, ni oratoria, buscó la ayuda de China, pero los chinos hace mucho abandonaron la nostalgia ideológica y se centraron en los negocios, de manera que la cosa no funcionó, porque a 90 millas de EEUU, la vía china no es posible, dado que no hay control social que aguante, pero en lo fundamental, porque los cubanos no son asiáticos.

Nada explica mejor el control social que ha prevalecido en Cuba, sin entender su naturaleza insular, lo que a su vez facilita que Cuba sea una sociedad militarizada, donde no existe la más mínima libertad de expresar las molestias sociales abiertamente, mucho menos que permita civilizadamente botar a un gobierno con simples protestas en las calles, como en Puerto Rico, donde no hubo muertos.

Sin embargo, la revolución tecnológica en las comunicaciones y el acceso al internet, ha permitido que la educada población cubana (las nuevas generaciones) se entere que está viviendo a décadas de retraso, no solo del mundo desarrollado, sino incluso del resto de América Latina, de manera que se han enterado que las protestas en Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Chile, Argentina, Perú, han tenido su efecto, y han salido a las calles para romper con el pasado, a exigir sus derechos y a expresar su indignación tras 62 años de oprobios y mentiras, para que se abra paso la razón y la verdad.

Seguir repitiendo que lo que ocurre en Cuba es producto de una «maniobra y financiamiento del imperialismo» es aferrarse nostálgicamente a un pasado que no tiene retorno, como la juventud a la que se refiere Rubén Darío en su famoso poema; es, además, ofender el criterio propio de los que exponen cívicamente su vida en las calles.

Frente al empuje la revolución en las tecnología de las comunicaciones, que permite masificar, y por ende democratizar el acceso del conocimiento y de la información en tiempo real, no puede hacerle frente ninguna demagogia, menos cuando a los mediocres dictadores como Ortega, Maduro y Díaz-Canel, aburre escucharlos hablar a los tres minutos; por lo que lo único con lo que cuentan es el uso de la fuerza bruta de las armas, la que solo durará solo mientras dispongan de dinero, así que mientras les dure seguirán ofreciendo secuestro, tortura y balas, pero la libertad no es gratis.