Opinión / Ensayos · 20/07/2020

Los muchachos, otra vez – Edmundo Jarquín

Mientras la dictadura celebra otro aniversario de la revolución sandinista, “privatizada” con sus pretensiones de dictadura familiar, los nicaragüenses tendremos en la memoria los veinticinco meses de los primeros asesinatos de la crisis de abril en 2018.

Fueron fundamentalmente muchachos los que aglutinaron en la gran unidad nacional, fuertemente respaldada por la comunidad internacional para derribar a la dictadura de 1979, y también fueron muchachos los que desencadenaron la crisis de la actual dictadura. No llegan hasta ahí las semejanzas y diferencias, entre ahora y hace cuatro décadas.

La que resulta más obvio, es que la dictadura de entonces enfrentó una lucha armada, y el apoyo de la comunidad internacional se tradujo en apertrechamiento militar y financiero, además de respaldo político. Quizá de ahí derive el actual caudillo que nos oprime. La lucha actual contra la dictadura de Ortega, en cambio, es por medios pacíficos, y pese a la masacre de protestantes indefensos, la oposición ha insistido en medios pacíficos.

A la anterior diferencia, se suma la semejanza que el FSLN fue apoyado por una gran unidad nacional de todos los sectores, igual que ahora contra la dictadura de Ortega, que ha sido respaldada por la comunidad internacional, lo que se ha traducido en sanciones económicas individuales, por el intento de no afectar a la economía nacional, más allá que la derivada de la crisis política.

Finalmente, y no son todas las semejanzas y diferencias, mientras el FSLN una vez en el poder intentó gobernar partidariamente, sacrificando a la unidad nacional que lo había respaldado, la lucha actual contra la dictadura de Ortega es para recuperar el proceso de construcción democrática que, por primera vez a partir de los años 90 del fin de siglo pasado, habíamos iniciado.

Así, no es casualidad que los muchachos que encendieron la mecha de la actual rebelión cívica, respaldada por la gran unidad nacional e internacional contra la dictadura, y así lo decimos en la Introducción del libro “Nicaragua, el cambio azul y blanco”, hayan enarbolado la bandera nacional: “Por primera vez en la historia de Nicaragua, llena de golpes de Estado, rebeliones, revoluciones, rencillas personales y políticas que desembocaron en guerras civiles, no fueron banderas partidarias las que levantó la sociedad nicaragüense en su lucha contra la dictadura de Ortega, sino la bandera nacional, azul y blanca”.

Y frente a la actual dictadura, lo que están enfrentadas actualmente son la bandera roja y negra del partido gobernante, con la azul y blanca que nos cobija a todos los nicaragüenses, sin excepción, por encima de banderas partidarias.