Opinión / Ensayos · 08/08/2022

Los peligros que corre el obispo Álvarez

*Por Higinio Campos

En estos días ha circulado un audio de un fulano de nombre Pedro Haslam, que identifican como secretario político departamental del partido de la familia Ortega-Murillo en Matagalpa, vertiendo falsedades e inventando conspiraciones contra el Obispo Rolando Álvarez en una pobreza verbal impresionante y enlazando dicha amenaza en perfecta coordinación con el comunicado de la policía de la familia Ortega-Murillo.

Llama la atención que este tipo (Haslam) ha sido ministro del MEFCA, de donde fue despedido por haberse robado 3 millones de dólares, que al parecer a la familia mafiosa no le golpearon mucho, porque se dieron en el momento en que estaban con el tarugo de dólares procedentes de Venezuela, pero de todas maneras lo sancionaron, porque la regla que rige dentro de la dictadura es que nadie debe roban sin autorización.

Después de andar algunos años de perfil bajo, lo perdonaron haciéndolo diputado, por influencia de su prima Doris Tijerino Haslam, pero también debido al retiro de muchos cuadros políticos que han ido abriendo los ojos y separándose en silencio; lo que Haslam aprovechó para hacer “Chayo puntos”, lo que le valió para que lo nombraran secretario político departamental, como una manera de sancionar indirectamente al alcalde municipal de Matagalpa y hasta ese entonces secretario político Sadrach Zeledón; cuyas empresas de construcción siempre salían premiadas con las “licitaciones” para las obras de casi todos los 14 municipios de Matagalpa, sin compartir el pastel con nadie.

Haslam, jugando a lo Daniel Ortega, aprovechó el estallido social del 2018, para colocar a Zeledón como figura visible de los paramilitares en las labores de represión contra la población, por lo que cargó con la fama de ser el jefe de los paramilitares, aunque en realidad fue Haslam quien dirigía todas las masacres, acarreando campesinos de las comunidades de los alrededores de la ciudad, quienes a su vez eran reclutados por los secretarios políticos de dichas comunidades, cuya actuación viene siendo similar a la labor que desempeñaban los capitanes de cañada y Jueces de Mesta del somocismo, dado que son los que verdaderamente imparten “justicia” en esos lugares apartados.

El riesgo que corre el Obispo Álvarez y su equipo pastoral, es que los matones que dirige Pedro Haslamy Sadrach Zeledón desaten acciones de asesinatos políticos que puedan ser interpretadas como “libretazos” de estos nuevos Jueces de Mesta, quienes no tiene asco para tirar a matar cuando Haslam o Zeledón se los ordenan, de manera que una vez envalentonados, pueden buscar como matar hasta al propio Obispo; en particular porque eso es lo que promueve fanáticamente el propagandista de la dictadura que dirige la radio la primerísima, William Grigsby, quien al igual que el audio de Haslam,  señalan falsamente al Obispo de cometer crímenes y de desestabilizar al país.

Los señalamientos hechos por Grigsby y Haslam son indirectos llamados a matar, porque son dirigidos a una base fanática de matones que se sienten incentivados a cometer esos crímenes, creyendo que pueden resultar beneficiados con terrenos, vehículos o prebendas. Los “William Hurtados “abundan en las bases del partido de la familia Ortega-Murillo, particularmente, porque son de los pocos que les van quedando.  

Sobre la fuerte campaña de instigación al odio contra el Obispo Álvarez, desatada por el propagandista de la dictadura, William Grigsby, no hay que olvidar que uno de los que instigaba con más odio el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, era una ex alumno jesuita; lo que demuestra que haberse bachillerado en un colegio jesuita no es ninguna garantía para no cometer un asesinato contra un sacerdote, y Grigsby, es un ex bachiller del jesuita Colegio Centroamérica de Managua.