Opinión / Ensayos · 05/04/2021

Luchas por la democracia: La rebelión de abril de 1954

*Por Enrique Sáenz

El poeta Ernesto Cardenal escribió hace más de sesenta años varios poemas dedicados a la rebelión de abril. Un párrafo del poema Hora 0, dice lo siguiente:

En mayo llegan las primeras lluvias.
La hierba tierna renace de las cenizas.
Los caminos se llenan de mariposas y de charcos,
y las noches son frescas, y cargadas de insectos,
y llueve toda la noche.
En mayo
florecen los malinches en las calles de Managua.
Pero abril en Nicaragua es el mes de la muerte. En abril los mataron.
Yo estuve con ellos en la rebelión de abril

Es posible que más que alguno se pregunte cómo se explica que Cardenal escribiera, hace sesenta años, poesías dedicadas a la rebelión de abril. La razón es que en abril de 1954 también se produjo otra rebelión, en contra de otra dictadura.

Un grupo de nicaragüenses, de distinta filiación política, unidos por el ideal de la libertad, organizaron un levantamiento armado en contra de Anastasio Somoza García, quien, para esas fechas llevaba casi 20 años en el poder y se preparaba para una nueva reelección. El propósito de la rebelión era derrocar la dictadura e instaurar un proceso que condujera a establecer la democracia en Nicaragua. Entre los conjurados había conservadores y liberales de aquel tiempo -valga la aclaración, liberales de aquel tiempo- junto a jóvenes sin partido que se aglutinaban en una organización conocida como UNAP. Además, y esto hay que subrayarlo, participaban de manera destacada ex oficiales y oficiales activos de la guardia nacional.

La rebelión fracasó por una suma de razones.

El plan original consistía en atacar y tomarse los cuarteles centrales de la guardia nacional. Sin embargo, al comprobar que el número de conjurados no era suficiente para ejecutar ese plan, se vieron obligados a improvisar sobre la marcha y optaron por colocar una emboscada en la ruta sobre la cual acostumbraba transitar Somoza García, por la carretera sur, rumbo a su hacienda Montelimar.

Al final, el dictador no pasó por el sitio pues decidió dirigirse al aeropuerto a recibir unos caballos de raza que le enviaban desde Argentina.

Los movimientos sospechosos y la delación de un traidor destaparon la conspiración y la guardia nacional inició la cacería.

Los combatientes fueron masacrados en los cafetales de Carazo. Unos cayeron en combate; otros fueron asesinados después de ser capturados. Otros fueron torturados, procesados y condenados a prisión.

El grupo de nicaragüenses que ofreció su vida en abril de 1954, lo hizo después de que Somoza se había burlado repetidamente de la voluntad popular y de la buena fe de la gente, manteniéndose en el poder mediante reformas amañadas a la constitución, compra de conciencias, fraudes electorales, pactos, cárcel, destierros, persecuciones y crímenes. Preparaba una nueva reelección y, a la par, alistaba las condiciones para la implantar una dinastía situando a sus hijos en puestos claves: a su hijo mayor, Luis Somoza Debayle, en el congreso nacional, y a su hijo menor, Anastasio Somoza Debayle, como alto oficial de la Guardia Nacional.

Dos años después de sofocar la rebelión de abril a sangre y fuego, Somoza García fue abatido mortalmente por los disparos de Rigoberto López Pérez, cuando celebraba su proclamación como candidato presidencial por su partido.

El somocismo enterró, o más bien, pretendió desterrar de la memoria este episodio histórico. Posterior a Somoza, el Frente Sandinista quiso imponer como la única historia de rebeldía en contra del somocismo, la historia del Frente y así, la lucha por la democracia y la libertad de los héroes de abril quedó en un rincón oscuro de la historia.

Es nuestra obligación rescatar y enaltecer la memoria de todos los nicaragüenses que a lo largo de nuestra historia ofrecieron su vida enarbolando las banderas de la libertad.

Rescatar estos episodios dolorosos no significa, de ninguna manera, tener una vocación trágica, o bélica. La razón es que, para poder cambiar la historia, ante todo debemos conocerla. Y conocerla completa. Si queremos transformar la historia, ante todo debemos conocerla; en este sentido, es preciso conocer las historias de lucha por la democracia y por la libertad en nuestro país.

En el presente, una nueva dictadura, con pretensiones dinásticas, oprime y reprime las aspiraciones de libertad del pueblo nicaragüense. Igual que con el somocismo, podrán ganar una batalla un día, y otra, otro día, pero inexorablemente están condenadas a ser derrotadas.

Los héroes de abril de 1954 fueron nicaragüenses que lucharon por la democracia y pagaron con la vida sus anhelos de libertad. Todos ellos merecen nuestro homenaje.

Los héroes no dijeron que morían por la patria, sino que murieron…