Opinión / Ensayos · 16/03/2021

Mis letras son para mi pueblo

*Por Néstor Cedeño | Erick Nicoya

La música que surgió a raíz de abril no necesariamente nació de las injusticias a partir de aquel 19. Muchas artistas estaban escribiendo y grabando música de protesta en contra la dictadura por algún tiempo. La música de protesta en nuestro país siempre ha sido una manera efectiva de transmitir las historias y disgustos de un pueblo que simplemente no logra encontrar una verdadera paz. Son las letras de esas canciones que reflejan el sentir de una nación que está cansada de vivir de luto y que busca una justicia real.

Uno de los tantos artistas que decidieron aportar su grano de arena y lanzar música en contra del régimen de Ortega y Murillo fue el rapero Erick Nicoya quien, a pesar de haber grabado múltiples temas de protesta, es mejor conocido por Plomo-plomo—canción que relata los hechos atroces de quienes obedecen a los que mandan en el país. Erick deja plasmado claramente su posición sobre lo que el dictador estaba haciendo hacia su propio pueblo:

“Estoy en contra del abuso que a mi gente le están dando.
El mismo pueblo que puso a Ortega, hoy lo está matando”

Plomo-plomo se convirtió en uno de los tantos himnos de abril—distinto a los que estamos acostumbrados a escuchar y que todavía se escuchan gracias a las voces de cantautores como Jandír Rodriguez o Mario Ruíz, poetas del canto que continúan con la tradición musical en Nicaragua. Pero, en el caso de Erick, la música rap es una forma más de contar, no solo esos actos, sino también la memoria de quienes se levantaron, sacrificaron su futuro o murieron a manos de matones, como lo hizo con la canción de Homenaje a nuestros caídos, al nombrar a muchas de las víctimas del régimen. La canción inicia con la conocida voz de Daniel Ortega, predicando su retórica de odio hacia un público adoctrinado y termina con la voz de la hermana de Darwin Urbina, quien reclamó justicia después de que su hermano fue impactado por una bala en el cuello, cayendo muerto en la UPOLI: 

“Aquí no hay justicia. A mi hermano lo mataron como un perro. ¿Y ahora quienes son los culpables?”

Tuve el gusto de platicar con Erick cuando lo llamé para convencerlo a hablar de sus pensamientos y experiencias. Me confesó que a pesar de no ser alguien que ha sufrido el nivel de asedio y amenazas que muchos opositores han tenido que sobrellevar, si ha sentido el efecto de participar en la búsqueda de un cambio real en Nicaragua. Su voz aún demuestra su disgusto con la dictadura y aquel deseo de seguir luchando. Lo he visto con mis propios ojos al ver como maneja su carrera artística como rapero y su aporte dentro del movimiento musical “Los Minúsculos”, donde sigue “jodiendo” con sus letras.

“Junto a toda la marimba-es mi derecho, es mi deber. 
Somos “puchos” pero muchos, protestando los escucho. 
Mi arma es mi bandera con la que siempre lucho…”

Erick tiene mucho más que decir aparte de lo que muchos hemos escuchado en sus canciones: 

“Mis letras son para mi pueblo. Son dedicadas a todos aquellos que se identifican con el sentimiento de amar la patria y donde nuestros colores son dedicados a todos aquellos guerreros que ofrendaron sus vidas en una lucha por cambiar a Nicaragua. Ellos viven en mis temas—viven en el espíritu de quienes seguimos de pie en esta lucha.

Las injusticias de abril nos afectaron a todos… Nos afectaron tanto que hoy en día muchos tenemos que buscar la manera de cómo trabajar por nuestra propia cuenta para poder ganarnos el pan de cada día. Las secuelas en mi vida han sido fuertes ya que mi vida cambió totalmente y todo lo que un día fue ya no es. Salir hacía el exilio fue muy duro para mí ya que tuve que dejar mi familia y mi tierra—las cuales amo con todo mi corazón. Ese podría ser el dolor más fuerte que pude haber sentido en el exilio a pesar de pasar tantas cosas que me hicieron pensar aún más en mi patria.

Es cierto que mis canciones me metieron en problemas, pero gracias a estos temas, muchas puertas se abrieron, pero principalmente… el mensaje llegó y se ha hecho sentir en cada lugar donde suenan estos temas. He escrito sobre muchas cosas y personas, pero la frase que hasta a mí me ha afectado ha sido la que escribí en el tema Carta al preso 198, que dice: 

“Sembrando el terror, cosecharás soldados 
Dispuestos a entregar sus vidas por ser liberados” 

No me arrepiento de las palabras que he rapeado—de ningún tema, de ninguna palabra escrita y pronunciada por mi voz. Cada canción cuenta una realidad y esa realidad seguirá sonando a través de ella.  Cuando escribí Plomo-plomo recuerdo que pensé que ese sería mi último tema, ya que en años anteriores había escrito canciones como Masacre en las Jaguitas o Vende patria, las cuales reflejan mi inconformidad con sucesos que afectan a nuestra sociedad. Pero pensé que sería el último tema que haría ya que las antes mencionadas fueron censuradas, en cambio con Plomo-plomo no hubo tiempo para bloquearla.     

Sigo creyendo en la importancia de la lucha porque aún hay madres llorando a sus hijos fallecidos al igual que familias deseando la libertad de sus familiares que han sido encarcelados injustamente. Y sigo creyendo—porque existen guerreros que aman a su patria.  Hay quienes han dado de sí y los admiro… como a los exiliados que aún siguen resistiendo, los jóvenes que se siguen sumando, a los ex atrincherados que jamás desisten y a todo aquel que se suma sin esperar recibir un beneficio o algún protagonismo. Y si pudiera conocer a alguien que ya no está con nosotros sería a cada uno de los que perdió su vida; no solo uno. Por ellos han salido muchas canciones.

La llama en mi aún no se ha apagado… Nicaragua realmente es “poderosa”.

Recuerden… ¡que nosotros sacamos del poder a SOMOZA!”