Nacionales · 07/01/2022

Países democráticos deben romper relaciones con Ortega y retirar a sus embajadores de Nicaragua, señala politólogo

El Dr. Carlos Sánchez Berzaín, politólogo boliviano y director Ejecutivo del Interamerican Institute for Democracy, señaló este viernes que espera que después del 10 de enero, cuando el dictador Daniel Ortega se autoimponga la banda presidencial de Nicaragua, los países democráticos del mundo rompan relaciones diplomáticas con el régimen y con ello, el retiro de sus embajadores y cuerpo diplomático dentro del país.

Para Sánchez Berzaín, en Nicaragua ocurrió un “escándalo criminal” el 7 de noviembre en referencia a la farsa electoral orquestada por Ortega, sin que hasta ahora haya habido un solo país que llamara a consultas a su embajador, “esperamos que eso suceda cuando se produzca el otro acto criminal que es la simulación de que Ortega y Murillo vuelvan jurar y tratar de decir que tienen legitimidad para ostentar el poder”, dijo en entrevista con La Mesa Redonda.

Cuando Ortega se autoimponga la banda (presidencial) el próximo 10 (de enero), lo que ha de pasar es que los Estados miembros de la Organización de Estados Americanos tienen que retirar a sus embajadores, tiene que romper relaciones, tienen que empezar las sanciones inhabilitantes, eso es lo que se espera”, manifestó.

APLICAR SANCIONES DE VERDAD

En esa línea, el experto, también criticó que las sanciones hasta ahora impuestas al régimen Ortega-Murillo han sido “irrelevantes” y no han logrado su inhabilitación.

Las dictaduras son objetos de sanciones, pero son sanciones irrelevantes, les quitan visas, les cortan algún tipo de actividad, pero planteamos la necesidad de pensar en las sanciones inhabilitantes, o sea sanciones de carácter económico y político que inhabiliten a las dictaduras”, aseveró.

“El concepto de sanción es una medida para corregir, rectificar o cambiar una conducta. Cuba se queja de 63 años de sanciones y sigue existiendo, y sigue recibiendo cooperación internacional”, lamentó.

Estas dictaduras son sancionadas, pero las sanciones no tienen efecto inhabilitantes, porque las sanciones son parciales y lo que estamos reclamando es que se impongan sanciones de verdad para impedir que las dictaduras sigan funcionando”, continuó.

En el caso específico de Nicaragua, el politólogo indicó que el régimen de Ortega tiene “multiplicidad de sanciones, pero sigue funcionando porque sigue siendo sujeto de crédito internacional”.

“(Sigue funcionado) porque los países no han roto relaciones, porque la Organización de Estados Americanos ha declarado que es una dictadura, pero no avanza en el término de establecer sanciones efectivas porque la Carta Democrática Interamericana es limitada en ese tipo de sanciones. Las sanciones tienen que ser bilaterales, multilaterales de parte de los Estados con gobiernos democráticos, de lo que se trata aquí, es que las democracias tomen conciencia de que, o toman medidas para cesar las dictaduras, o esa amenaza que se concentra y se maneja desde Cuba y se ha expandido a Nicaragua, Bolivia y Venezuela, y que tiene el apoyo de Argentina y de México y eventualmente del Perú, puede seguir perjudicando a las democracias y generando desestabilizaciones como las que hemos visto en Colombia, en Ecuador, en Chile, en el Brasil, Paraguay, etc”, zanjó.

Sánchez Berzaín, afirmó que las sanciones inhabilitantes tienen que ser económicas; es decir, que los bancos internaciones “tienen que dejar de darles dinero” y hacer presión política directa para que el régimen de Ortega “no sea sujeto de derecho internacional”.

“La dictadura de Ortega, es dictadura desde hace rato, la comunidad internacional ha tardado en declararlo así. Esta es una dictadura desde hace rato que no tiene legalidad ni legitimidad”, dijo.