El analista político y opositor nicaragüense Francisco Larios, criticó este viernes que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo continúe cerrando organizaciones sociales en Nicaragua en su afán y temor de que no haya espacios ciudadanos en el que las personas puedan “conspirar para derrocarlo”.
En ese sentido, destacó que la ilegalización y expulsión de las Misioneras de la Caridad de la Orden Madre Teresa de Calcuta, quienes únicamente se dedicaban a ayudar a los niños y adultos mayores vulnerables en el país, tiene “un significado político”.
“La expulsión de las monjas de Calcuta indica una estrategia de parte de la dictadura Ortega-Murillo y esa estrategia consiste en el silenciamiento de la sociedad, el aplastamiento de todo espacio. No lo hacen por capricho, aunque haya maldad en ellos no lo hacen nada más por maldad, porque por más ridículo que parezca al ojo extraño, por más absurdo que se vea ¿quién puede pensar que las monjitas de Calcuta son una amenaza política para el régimen?”, reprochó.
La personalidad jurídica de la asociación de las misioneras fue cancelada el miércoles pasado en la Asamblea Nacional, junto a otras 100 ONGs. Sin embargo, días antes de ello, las religiosas fueron expulsadas de Nicaragua por el régimen.
El Ministerio de Gobernación (MIGOB) indicó que las Misioneras de la Caridad no están acreditadas por el Ministerio de Familia para funcionar como guardería, centro de desarrollo infantil u hogar de niñas o asilo de ancianos, ni tienen permiso del Ministerio de Educación para realizar el reforzamiento de aprendizaje.
Además, dijo que no reportaron activos fijos, y las actividades de su sede en la ciudad de Granada no fueron reportadas: hogar de niñas, comedor, guardería y reforzamiento de aprendizaje.
Otro motivo alegado por Gobernación, es que la Junta Directiva está integrada únicamente por ciudadanas de otras nacionalidades, y la nueva ley que los regula, en vigor desde hace dos meses, establece que solo el 25 % de las personas que integran la directiva pueden ser extranjeras.
Larios indicó que “para un régimen autoritario, totalitario, el mayor peligro consiste en que haya lugares, espacios, instituciones que estén fuera de su control directo, porque fuera de su control directo, los ciudadanos nos reunimos, conversamos, hablamos de nuestros intereses e inevitablemente tarde o temprano hablaremos de que nuestros intereses están en conflicto directo con la supervivencia de la dictadura”.
“Entonces cualquier espacio ciudadano es una amenaza para la dictadura porque es eventualmente un espacio donde si no se gesta ahí una ‘conspiración’, se ‘gesta el apoyo a una conspiración’, y por eso es que las dictaduras cierran cuanto espacio pueden, porque esto es una competencia por el poder”, expuso.
Aclaró que “las monjitas de Calcuta no son ni malas ni conspiradoras”.
El régimen “no puede tolerar” que haya espacios porque “saben que somos una mayoría abrumadora y cuando lleguemos a lograr la coordinación entre nosotros, nosotros tenemos la capacidad de abrumarlos, de paralizarles el país”, afirmó.