La psicóloga costarricense Ruth Quirós Hernández, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, aseguró que las atenciones en cuanto al tema de salud mental en los migrantes nicaragüenses que huyen por razones políticas hacia Costa Rica, están rebasadas en este momento en ese país.
“Estamos súper rebasados. Siempre he criticado el hecho de que el gobierno de Costa Rica abra fronteras y no pueda garantizar las condiciones básicas para que los migrantes puedan vivir cómodamente, puedan vivir con dignidad y el tema de una salud integral –quizás—para mí es lo más relevante porque no tenemos ese acceso”, dijo Quirós en entrevista con La Mesa Redonda.
La especialista destacó que son las organizaciones las que han asumido “muchísimo el tema de salud física y mental y claramente estamos rebasados en este momento”.
“Solamente yo que trabajo para el Colectivo, tengo un listado de atención de casi 90 personas. La salud mental se ha colapsado y no existen acá otras formas de acceder a estos procesos tan importantes”, declaró.
Quirós explicó que la migración forzosa desarrolla una serie de trastornos a nivel de la personalidad de una forma natural. “La persona recibe una carga psíquica mucho más grande de la que puede sobrellevar y ahí es cuando el duelo puede tener algunas complicaciones y volverse un duelo traumático y vienen complicaciones más severas”, expuso.
“La persona que migra está viviendo una pérdida social y es necesario darse el permiso de sentir las manifestaciones del cuerpo, de la mente de una manera saludable y atenta, porque entonces hay que ponerle un límite, saber cuándo ya hay un problema”, añadió.
La experta señala que un problema se detecta “cuando ya no puedo controlar más allá mis pensamientos, mis emociones y mis conductas”.
En ese sentido, apuntó que esas tres partes van a ser determinantes para saber si “algo está fuera de control”. Estas se manifiestan por “pensamientos irracionales o disfuncionales”.
“Te voy a decir pensamientos que escucho todos los días: mi vida ya no tiene sentido, esto ya terminó aquí, ya no sé ni para qué seguir viviendo, no tiene sentido luchar más; dediqué mi vida entera a trabajar, a estudiar, para venir a este país a ser nadie. Si tú estás pensando todo el tiempo que no eres nadie, cómo te sientes, claramente triste, frustrado, sin ánimo. Ahí es donde comienzan las conductas autodestructivas que pueden ser desde arrancarte el pelo, comerte las uñas, hasta el consumo de drogas y alcohol que es habitual en personas que están pasando por un proceso tan doloroso”, relató.
“Estas series de conductas vienen acompañadas de otros componentes, porque además recordemos que nuestra memoria está ligada a imágenes mentales que se vuelven muy dolorosas de sobrellevar y están manifestándose de manera intrusiva constantemente y las personas se detonan al tener esta imagen en su cabeza. Entonces es muy difícil estabilizarse en este contexto”, continuó.
La especialista manifestó que en este momento atiende madres de jóvenes asesinados, familiares directos de presos políticos y presas políticas que han sido torturados.
Sus pacientes además han presentado manifestaciones a nivel físico como “dolores que no podemos entender, contractura muscular, problemas gastrointestinales”. “Son muchas las formas que el cuerpo encuentra para manifestarse ante un nivel de carga tan poderoso como el que estamos intentando sobrellevar”, explicó.
“Y ya cuando nuestro cuerpo no resiste más lo trasladamos al ámbito social, al ámbito de las relaciones, entonces nos cuesta volver a integrarnos a una realidad social; por ejemplo encontrar un trabajo y poder ser parte de la vida cotidiana de un país, socializar con familia, con amigos, reconectarnos. Mucha gente que viene a este país (Costa Rica) decide aislarse totalmente de su familia en Nicaragua, no tener comunicación con ellos, muchas veces por cuestión de seguridad, pero muchas veces también porque su tristeza es tan grande que no pueden encontrar la forma de reconectarse”, dijo.
Quirós destacó que el trabajo de organizaciones como el Colectivo “está enfocado en revertir ese proceso, en que las personas puedan reconstruir estas memorias negativas que le causan tantísimo daño y crear experiencias nuevas, imágenes mentales que sean funcionales, aprender a vivir con un evento profundamente doloroso, pero tengo que transformar cada parte de ese evento, desintegrarlo y trabajar cada una de sus partes para poder darle un nuevo sentido a esta historia”.
“En términos de salud mental, estamos siempre expuestos a los detonantes. Los detonantes van a estar ligados a los sentidos, una palabra que escuché, una canción, un sabor, un olor pueden detonar en mí una crisis y activar mi trauma y ponerme muy mal, donde pensamientos irracionales se apoderen de mí y como consecuencia venga el suicido”, alertó.
La especialista advirtió que cuando la salud mental no se trata puede desencadenar en trastornos de la personalidad severos, “algo que va a ser más complicado de trabajar, de sanar a lo largo del tiempo”, señaló.
¿QUÉ HACER?
La psicóloga mencionó algunos ejercicios que las personas puede realizar en un momento de crisis.
“Hay que desarrollar una voz en nuestra cabeza que luche que refute el pensamiento irracional porque el pensamiento es el motor que nos lleva a todo lo demás”, declaró.
“Le vamos a dar permiso a nuestra emoción, pero tengo que tener claro cuál es la emoción que estoy sintiendo y le presto atención a mi cuerpo. Dejar pasar es entender que esta emoción está en alguna parte de mi cuerpo, pero hay una luz en mi interior que me ayuda a sacarla, porque no me es funcional y necesito dejarla salir; y respirar, vamos a inhalar por la nariz y vamos a exhalar por la boca suavemente, por lo menos cinco respiraciones para que pueda calmarme, para que mi cerebro se llene de oxígeno y yo pueda pensar mejor. Eso lo vamos a hacer en un momento de crisis”, agregó.
Enfatizó que las personas deben conectar con los sentidos: “dónde estoy, qué estoy viendo, qué estoy escuchando. Crear redes de apoyo saludable con personas que aporten a mi vida” y por su puesto “buscar ayuda profesional”.
“En el caso de la población nicaragüense hay mucho que sanar y mucho que trabajar”, finalizó.