Monseñor Rolando Álvarez, condenado a más de 26 años de prisión por negarse a ser desterrado de Nicaragua, cumple este viernes un año privado de libertad desde que la Policía Orteguista le impidiera salir del Palacio Episcopal de Matagalpa, cuando se dirigía a ofrecer una eucaristía.
El movimiento Acción Dale Vida Nicaragua lanzó una jornada de oración y una campaña “Eucaristía para Monseñor Rolando Álvarez”, en la que invita al pueblo nicaragüense a mostrar su apoyo y exigir que se permita al religioso “recibir la comunión y celebrar la eucaristía, ya que este 4 de agosto marca un año desde que no ha podido realizar estos actos sagrados”.
La campaña busca “hacer viral esta demanda en las redes sociales” y “llamar a la participación activa y pacífica del pueblo nicaragüense creyente para unirse en comunión y oración este 4 de agosto” por la liberación del jerarca, detalla EFE.
“Hoy se cumple un año del secuestro del obispo de Matagalpa. La dictadura sandinista le imputa delitos que no ha cometido. Le odian por decir la verdad y pregonar el Evangelio. Sus verdugos le fabricaron un juicio sin defensa y en ausencia. Desconocemos en qué condiciones de salud se encuentra monseñor Rolando José; pero nadie que esté secuestrado puede estar bien”, escribió en Twitter la abogada e investigadora Martha Patricia Molina.
Hace un año, la Policía Orteguista impidió la salida del palacio episcopal de Matagalpa al obispo Álvarez, a seis sacerdotes y a seis laicos que se dirigían a ofrecer una eucaristía.
Ese día, antes que policías antidisturbios sitiaran la parroquia y bloquearan la salida, el obispo salió del palacio episcopal, se puso de rodillas en la acera, elevó sus manos hacia el cielo y recibió de un colaborador la imagen de Jesús Sacramentado y con el Santísimo se acercó a los oficiales, que se retiraron, en una imagen que se viralizó en redes sociales.
El religioso acusó entonces a la Policía de no permitir la libre circulación, la libertad de movimiento, la libertad de expresión y la libertad religiosa, además de crear zozobra y agitar los “ánimos y la fe tan sencilla de nuestro pueblo fiel”.
Dos días después, la Policía acusó al obispo de intentar “organizar grupos violentos”, supuestamente “con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”.
Quince días después de estar confinado y en horas de la madrugada, Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa, administrador apostólico de la diócesis de Estelí, fue sustraído por agentes policiales del palacio episcopal y traslado a Managua bajo custodia.
El 10 de febrero pasado, Álvarez, de 56 años, fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida, por los falsos delitos de “traición a la patria”.
La condena contra el alto jerarca fue dictada un día después de que rechazase subirse a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, hacia Estados Unidos, lo que provocó la indignación de Ortega, quien lo calificó de “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”.
En julio pasado, el obispo salió por unas horas de la cárcel ‘La Modelo’, pero fue devuelto a prisión tras negarse a abandonar Nicaragua.
Álvarez es el primer obispo arrestado, acusado y condenado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007.