Destacados / Nacionales · 08/02/2024

José Antonio Peraza a un año de su excarcelación y destierro: “Yo estaba claro y convencido de que iba a ir a la cárcel”

El excarcelado político y politólogo nicaragüense José Antonio Peraza contó a La Mesa Redonda sobre sus 19 meses de secuestro en el nuevo Chipote, a un año de su excarcelación y destierro en Estados Unidos por decisión de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Yo estaba claro y convencido de que iba a ir a la cárcel, porque ya nadie iba a los canales de televisión”, dijo Peraza al recordar que el día de su secuestro, el 26 de julio de 2021, acudió a una entrevista en un canal de televisión en Managua.

Voy a asistir al programa siempre y cuando usted me ponga una cámara, porque si me van a capturar ahí, yo quiero que quede registrado”, le condicionó Peraza a la entrevistadora. Sin embargo, su secuestro ocurrió hasta la noche de ese mismo día.

En su juicio, en el cual fue declarado “culpable” de “traición a la patria”, le reclamó al juez poder hablar con su abogado, pues no conocía ni siquiera su nombre. Le dieron solo dos minutos para conversar.

Una semana después fue condenado a 10 años de prisión. No obstante, Peraza siempre supo que saldría antes.

Mi actitud ante la cárcel, como yo ya sabía que se iba a dar eso, era ‘no vas a ceder en nada, pero no los vas a desafiar para resguardar tu propia seguridad’”, declaró a La Mesa Redonda.

Cuenta que los primeros seis meses no tenía posibilidad de hablar normalmente con otros presos políticos, por lo que se comunicaban en susurros, “esos primeros meses fueron bastante duros, ponían una o dos personas que nos estuvieran vigilando 24 horas”.

Fue muy complejo el primer año, posteriormente se comenzó a dar un relajamiento que estaba con base a los vaivenes de lo que a la dictadura le sirviese”, añadió.

Durante el encierro, los presos políticos en el nuevo Chipote, comenzaron a bajar bastante de peso y eso habría “preocupado” a la dictadura. “De repente un día nos comienzan a dar comida, otro día hasta nos pusieron un chef, después nos duplicaron la dosis, a las dos semanas solo nos dejaron arroz con queso y una tortilla”, contó.

Las comidas solían ser arroz y frijoles.

Recordó que él y un grupo de mujeres realizó una huelga de hambre; también que estuvo en una celda de castigo por una semana por ser desafiante con sus interrogadores.

En determinado momento los guardas se sentaban y se dormían, llegaban los jefes, los regañaban, para algunos de los guardas también era un martirio estarnos cuidando porque eso significaba desvelo. Además ellos sabían que no éramos culpables de nada, no éramos seres peligrosos y que además era una venganza de la dictadura porque cuando ellos te hablaban en privado estaban claros que nosotros no debíamos estar ahí”, recalcó.

Peraza recordó que “una muchacha” oficial, a la que llamaban “la Piolín” se le acercó al banquero y preso político Luis Rivas, y le dijo “yo, ya me voy a retirar de aquí porque esto es una injusticia y en efecto, como a las tres semanas se fue, no la volvimos a ver”.

El politólogo señala que hay miembros de la Policía que están ahí porque necesitan trabajo, “están los fanáticos del régimen que son muy pocos y están los que por tradición”.

Peraza fue interrogado durante año y medio. “Eran muchachos que tenían un nivel de formación muy bajo para poder discutir con nosotros. Me sacaron una semana para ver qué hacíamos con la educación. Había algunos de ellos que sí se interesaban en los temas”, destacó.

El excarcelado afirma que no recibió maltrato físico, pero “sí maltrato psicológico, aislamiento, falta de comida”.

MUERTE DE HUGO TORRES

Peraza recuerda que días antes de la muerte del excomandante Hugo Torres en febrero de 2022, este fue sacado de su celda, cargado por un guarda y nunca más lo volvió a ver. Supo de su muerte dos días después de esta.

Una noche, como a las 12 de la noche, (Hugo Torres) estaba con Alex Hernández y empezamos a oír gritos, llegó un guarda el más grande y lo sacó chineado como que era un niño, ya de ahí no lo volvimos a ver”, relató.

Lo dejaron en la enfermería y me cuentan los que estuvieron con él en la otra celda que ya en sus últimos días le daban de comer con una cuchara. Cómo es posible que esta gente esperara a ese nivel de deterioro para mandarlo a un hospital, es inaceptable. Lo trasladaron al hospital hasta que ya estaba casi muerto”, criticó Peraza.

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El politólogo comenta que Torres sufría un cáncer y que el encierro y las preocupaciones por su familia deterioraron su salud.

LA EXCARCELACIÓN

Un día antes de la excarcelación, en la noche del 8 de febrero, “estaba con Félix Maradiaga y con Juan Lorenzo Holmann, estábamos hablando en la noche y de repente alguien de los curas que estaban en las primeras celdas dice están pasándose sándwich y gaseosa. ¿A las 9:00 de la noche dándonos sándwich y gaseosa, yo me alerté; como a los 20 minutos llega alguien llega con la ropa y dice cámbiense. Nos sacan de las celdas y nos llevan a las anteriores galerías, algo estaba pasando”, contó.

El segundo jefe del Chipote les dijo que no sabía para dónde los trasladarían, vieron pasar a las mujeres presas políticas y escucharon el ruido de los autobuses, esto ya ocurría en la madrugada del 9 de febrero.

Nos meten a los buses y empiezan las especulaciones que para dónde vamos. Unos, los más temerosos empezaron a decir ‘nos van a matar’, la otra cosa era ‘nos van a llevar al Olof Palme y nos van a perdonar en público, van a hacer un show, la otra posibilidad es que vayamos a La Modelo y la otra posibilidad es mandarnos fuera del país’”, relató.

El recorrido hasta el aeropuerto fue con patrullas policiales y policías en las calles, “era como que estaba saliendo el Chapo y 10 más igual que el Chapo, era una cosa ridícula”, criticó Peraza.

Cuando yo veo que doblamos para el aeropuerto yo dije vamos para Costa Rica, México, Colombia, o tal vez Chile, nunca pensé que fuera para Estados Unidos”, zanjó.

Ya en el aeropuerto, un oficial le pasó un papel para que firmara su autorización para irse a Estados Unidos, “no pensé en quedarme porque dije yo qué me voy a quedar haciendo aquí… Yo empiezo a subir la escalinata y cuando voy llegando a la entrada me acordé lo que había dicho, si a mí me sacan voy a besar el piso; me regresé, me arrodillé, besé, me levante y me volví a subir”.

En el avión saludó y platicó con otras personas. “Fue un momento muy especial que posiblemente son de esos momentos que vivís una o dos veces en tu vida”.

Peraza comenta que ya estando en Estados Unidos, además de la ayuda del gobierno de ese país, hubo gestos de solidaridad de personas nicaragüenses en sentido de apoyo económico y ropa.

Actualmente trabaja para una oenegé argentina.