El reciente audio filtrado del sancionado Gustavo Porras, presidente de facto de la Asamblea Nacional, ha desatado una ola de análisis y críticas sobre el estado actual del Frente Sandinista y el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua.
Según disidentes del sandinismo, el régimen de Ortega está viviendo un momento de vulnerabilidad, con una organización que se percibe como “porosa” y sumida en un temor constante a su posible caída del poder. Los audios filtrados revelan un intento desesperado por mantener el control sobre sus seguidores, prohibiendo su participación en grupos de redes sociales como WhatsApp.
Para el analista Oscar René Vargas, los audios demuestran que el régimen padece el temor constante de una implosión social en la que para ellos ya no habría retroceso ni rescate por más violencia que utilicen. “Intentan que nadie de la gente que los sostiene se salga de la línea de control, porque saben que ese es el fin”, dice el analista.
A su criterio, el régimen vive un proceso de “declive” y creen que pueden frenarlo. “Buscan detenerlo antes que sea tarde”, advierte el analista.
“Lo que vemos ahora es una organización porosa a quienes las redes sociales los aterra, por el poder de convocatoria que a ellos ya los han superado antes”, dice por su lado la exguerrillera sandinista Mónica Baltodano, al recordar que la rebelión de abril de 2018, nació en las redes sociales y se diseminó a través de ellas en poco tiempo en todo el país.
Prohibición “non nata”
Para la exguerrillera Baltodano, las restricciones que anunció el diputado Gustavo Porras “nacieron muertas”.
“Estas destinadas al fracaso, nacieron muertas. Hay un claro miedo al uso de las redes porque es ahí donde los jóvenes comparten libre criterios, por ahí entran otras visiones, otras formas de ver el mundo y claro las verdades que se quieren ocultar”, señala.
En el audio, Porras informa a empleados estatales y militancia sandinista que por “orientaciones” de Daniel Ortega, ningún simpatizante puede formar parte de grupos de WhatsApp u otra red social sin su autorización.
“Todas nuestras acciones deben estar autorizadas por la Secretaría General del FSLN”, sostuvo Porras.
Porras llamó también a la militancia de su partido a que se cuiden de “trampas e intrigas” que se mueven en las plataformas.
A la también exguerrillera Dora María Téllez, no le sorprendió que haya sido Porras el mensajero de Ortega.
“Es un servil sin pensamiento propio. Repetirá lo que diga que debe decir”, critica a plomo.
Baltodano por su lado, cree que el Frente Sandinista ha elegido a Porras como un “vocero vertical” de mucha confianza de Rosario Murillo. “Ella (Murillo) necesita una figura como esa, sin decisión, que no reflexione sobre lo que debe decir”, señala.
“Si lo dice Porras en nombre de Ortega o Murillo, es como que lo digan ellos, y así queda claro para la militancia. Es una acción represiva contra la militancia en la que Murillo, que es la que lo idea, no muestra la cara porque saben que no la quieren”, afirma Baltodano.