El Monitoreo Azul y Blanco (MAB) publicó este martes un informe sobre “Cambios en patrones represivos y violaciones a DDHH en Nicaragua”, registrando un total de 11,350 incidentes y 15,641 víctimas durante los últimos seis años en el país centroamericano.
Este informe detalla cómo el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha adaptado su política represiva a lo largo del tiempo, evidenciando cambios significativos en los patrones de violencia que utiliza para mantener el control social y político.
“Las violaciones a Derechos Humanos perpetradas por el régimen durante estos seis años ha sido sistemática en todo el territorio nacional, registrándose incidentes en los 15 departamentos y en las dos regiones autónomas del Caribe”, reza el informe.
Destaca que “de las 11,350 violaciones a DDHH registradas en seis años, el MAB ha contabilizado a 15,641 víctimas individuales”. “Este número incluye repetidas agresiones hacia una misma persona. Sin embargo, el dato permite dar cuenta de lo sistemático que ha sido el uso de la violencia estatal contra todos los sectores de la población y la intensidad en contra de ciertos grupos en específico”, apunta.
El informe destaca que el régimen ha ajustado su estrategia represiva de manera sistemática, influenciado por factores temporales específicos. En primer lugar, se identifican los ciclos de violencia que coinciden con fechas emblemáticas como aniversarios de protestas civiles, festividades religiosas como Semana Santa, y días patrios. Estos períodos se caracterizan por un aumento en las violaciones a derechos humanos, con presencia intensificada de fuerzas estatales y paraestatales en las calles, destinadas a intimidar a la población.
En contraste, la violencia coyuntural se presenta en momentos puntuales que no siguen una periodicidad anual, como la “operación limpieza” y eventos electorales, donde el régimen emplea tácticas de represión específicas para controlar a grupos opositores.
Evolución de los patrones represivos
El MAB identifica seis etapas represivas documentadas desde 2018 por el Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (MESENI), cada una con características distintivas de la violencia ejercida por la dictadura Ortega-Murillo.
Por ejemplo, en abril de 2021 y durante el período preelectoral, hubo un aumento significativo en detenciones arbitrarias, asedios, y amenazas contra personas opositoras y sus familias. Además, se registró un incremento en la violencia contra líderes religiosos y feligreses católicos, evidenciando un patrón de persecución dirigido también hacia la Iglesia.
En 2023 y 2024, persiste una tendencia alarmante de represión contra activistas y opositores, con detenciones domiciliarias y procesos judiciales sin garantías legales. La violencia cíclica se mantiene durante los meses de abril, exacerbada por aniversarios de protestas y festividades religiosas, marcados por vigilancia intensa y agresiones selectivas.
En lo que respecta a los primeros cuatro meses del presente año 2024, la tendencia del año anterior se mantiene en cuanto al uso de la represión migratoria y el cierre de espacios de sociedad civil. No obstante, resulta alarmante el rápido aumento de la cifra de personas presas políticas que pasó de 35 personas en febrero de 2023 luego de la excarcelación masiva, a 121 en abril 2024 según datos del Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas.
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