Según el “Protocolo de Preparación y Respuesta ante el Riesgo de Introducción del COVID-19”, diseñado por el régimen orteguista y con el que trabajará el Ministerio de Salud (MINSA), cualquier víctima mortal del coronavirus será inmediatamente enterrada tras el deceso, sin derecho a ser velada.
El documento, señala: “En caso de fallecimiento a causa del coronavirus, los cadáveres serán entregados en ataúdes cerrados y deberán ser sepultados inmediatamente para evitar mayor exposición ante el virus”.
Consultado al respecto, por el medio Voz de América, el epidemiólogo Leonel Argüello calificó la medida como pertinente.
“Cuando una persona fallece los virus continúan vivos por un periodo determinado de tiempo especialmente en los pulmones y otros órganos del cuerpo humano; por lo tanto, las medidas que internacionalmente deben tomarse son las siguientes: Una vez que fallece la persona no debemos estar tocando el cuerpo, el cuerpo ya fallecido debe colocarse en una bolsa plástica especial que evite contaminación para afuera”, explicó el experto.
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En Nicaragua, los hospitales tienen orientación de no someter a “procedimientos de preparación del cuerpo del difunto”, incluida la tanatopraxia o técnica de conservación temporal de cadáveres.
“El personal de salud debe informar a la familia por qué algunas prácticas no se pueden hacer debido a factores de exposición que ponen en riesgo a su familia u otras personas”, señala el Protocolo.
Según el mismo documento, el régimen ha proyectado que al menos 32,500 personas serían afectadas por el virus, de estas 813 fallecerían en un lapso de seis meses, luego que el COVID-19 ingrese al país.
Según el MINSA hasta la fecha no hay casos de coronavirus en Nicaragua.