Opinión / Ensayos · 04/12/2020

Matagalpa 11 mayo 2018 - Foto Cortesía de Nelly Ordoñez.

Navidad con políticos muertos y presos

Los del gobierno juran que en Nicaragua no han existido presos ni muertos por oponerse políticamente, sino por delincuentes y terroristas y narcotraficantes.

Sin embargo, lo contrario aseguran familiares y amistades de asesinados en la sublevación que inició en abril 2018 y prisioneros como consecuencia de su rebeldía.

También, organismos que defienden derechos humanos, han mostrado evidencias de víctimas de represión política mortal en años anteriores.

Esta sociedad, históricamente ha sufrido debido a enfrentamientos por diferencias políticas. Gobernantes que ordenan golpear, secuestrar, torturar, desaparecer, asesinar, y mucha gente nica aplaudiendo y participando eufórica en esos actos.

Miles de nicas padecen duelos insuperables producto de la masacre, con un familiar o amigo en el cementerio, o en la ergástula, sin que haya justicia, sino impunidad o crueldad. En el país repiten constante: el asesino asesina al asesino.

Por ejemplo, Daniel Ortega reconoció que asesinó a sangre fría a quien califica asesino miembro de la Guardia Nacional, en 1969, y se vanagloria tanto como de haber asaltado bancos. Todo por intereses políticos.

La madre de Daniel Ortega imploraba que liberaran a su hijito, que la dejaran verlo, que deseaba tenerlo en casa durante navidad, sufriendo martirio durante años, con el dolor de madre asegurando que su hijo era inocente, héroe luchador contra la injusticia del tirano.

Tanto sufrimiento a lo largo de la historia y en esta época de purísima y navidad siguen personas prisioneras, torturadas, aisladas, en celdas inhumanas en la Nicaragua del 2020, y se sentirá además la ausencia de exiliados y sepultados.

A casi doscientos años de la ruptura colonial formal aún predomina el concepto de la saña de quien gobierna y sus seguidores.