Destacados / Nacionales · 27/09/2022

Nicaragua, el nuevo Mariel para los cubanos que buscan llegar a EEUU

Para Yailyn Padrón fueron las cinco semanas más duras de su vida. Llegar a la frontera sur de Estados Unidos le costó a la cubana un par de zapatos, perder 10 libras de peso y casi 10.000 dólares, sin contar “la angustia y el miedo de no saber si en el próximo tramo nos iban a asaltar o algo peor. Creo que perdí cinco años de vida”, contó a la Voz de América desde Miami.

“Yo sabía que sería un paso que cambiaría mi vida, lo pensé y me dije: ‘¿pero si esto no es vida aquí en Cuba, a qué estás esperando?’, y me lancé. Nicaragua era la vía más fácil, si a eso se le puede llamar fácil”, explica Padrón, quien forma parte del récord de 177.848 migrantes que viajaron desde la isla a EEUU entre septiembre de 2021 y julio de 2022.

Esta gran nueva ola ya superó el número de cubanos llegados durante el éxodo del puerto cubano de Mariel en la década de 1980, del que salieron 125.000 migrantes rumbo a EEUU y que marcó un antes y un después en la historia de la isla, y la llamada Crisis de los balseros a principios de la década de 1990, combinados, según datos de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).

La nueva ola migratoria coincide con la decisión del gobierno de Nicaragua en noviembre de 2021 de eliminar el requisito de visas para los cubanos, quienes han utilizado al país centroamericano como un trampolín para llegar a EEUU. Expertos califican a Nicaragua como un nuevo Mariel.

Crisis económica, pandemia y represión: la tormenta perfecta

Para el académico Jorge Duany, director del Centro de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de la Florida, se ha formado “una tormenta perfecta” en la isla que ha provocado ese inédito número de migrantes.

“Esta es la mayor cantidad de personas tratando de salir de Cuba desde los grandes éxodos de hace unas décadas. No solo desde el Mariel, sino que me atrevería a decir que es la mayor crisis migratoria en la historia de Cuba», dijo Duany a la VOA.

«Nunca en un solo año se habían contabilizado más de 177.000 migrantes”, precisó.

Para Duany, la principal razón de este éxodo es la severa crisis económica que está experimentando Cuba, la peor desde el llamado “Periodo Especial” de principios de los 1990, cuando se disolvió la Unión Soviética, principal aliado de la isla en ese entonces.

En el 2020 la economía cubana registró un descenso de casi un 11%, explicó Duany, y en 2021 apenas tuvo un 0.5% de crecimiento. «Aunque los números son crudos, no reflejan la dificultad que tiene día a día la población cubana para abastecerse para conseguir medicinas, comida, gasolina, todo lo esencial para vivir. A eso hay que añadirle los apagones que se han producido últimamente, que no parece que tengan solución inmediata”, señaló.

A esto se le unen la pandemia de COVID-19, que obligó a cerrar las fronteras y detuvo el turismo, considerado el motor de la economía isleña, y la pérdida de remesas por la salida de la Western Union de la isla por las sanciones económicas durante la administración del presidente Donald Trump, dijo Duany.

“Por último, el estallido social de julio de 2021, las protestas políticas, que sin duda han ido incrementando la represión a la población. Por eso digo que es una tormenta perfecta, porque se tratan de elementos económicos, sociales, sanitarios y políticos que coinciden para producir una situación que a todas luces es de desesperación, que lleva a todas estas personas a tratar de salir del país”, explicó el profesor.

En la isla coinciden con Duany. “Sí, esa es la palabra, desesperación. Yo casi no puedo dormir en las noches por el calor. Nos quitan la corriente hasta tres veces al día, me paso todo el tiempo buscando comida y me he dado cuenta de que me he obsesionado con acaparar. Sin contar que todo ha subido muchísimo de precio”, se quejó a la VOA Arelys, una maestra habanera que “hace malabares” con su salario estatal y prefirió no revelar su apellido por temor a represalias.

Aunque Arelys no piensa “lanzarse a la travesía”, entiende por qué muchos siguen el peligroso camino. “Si no ves futuro, no tienes mucho que perder. Es triste, pero es la pura realidad”, lamentó.

De Managua a EEUU sin ver volcanes

La eliminación del visado de Nicaragua para los cubanos cambió drásticamente la dinámica que se mantenía antes de esta medida, según fuentes consultadas por la VOADesde 2019, el gobierno de Daniel Ortega, fuerte aliado de La Habana, había ya facilitado los viajes de los isleños a Managua.

Los cubanos que llegaban a la capital nicaragüense realizaban compras masivas de productos para revenderlos en la isla, que importa la inmensa mayoría de lo que consume. Tras la medida aplicada por la administración sandinista, esas escenas son cada vez menos comunes.

Una comerciante del Mercado Oriental en Managua, considerado el más grande de Centroamérica, dijo a la VOA bajo anonimato que después de las medidas aplicadas por Nicaragua, menguaron las ventas masivas de los cubanos.

“[En] Nicaragua sí había bastantes cubanos que venían y exportaban diferentes tipos de productos, ya sea ropa, zapatos, alimentos, provisiones, más que todo enlatados, pero aunque se haya hecho ese pase abierto sin visa para ellos, la verdad no ha hecho ningún cambio, no ha habido ningún cambio ni entrada de cubanos en masa para comprar como antes”, dice la comerciante.

Ella interpreta que esto se debe a que los comerciantes, tanto mayoristas como minoristas, han subido los precios de los productos porque se ha encarecido la vida.

Por otra parte, expertos opinan que la mayoría de los cubanos utilizan a Nicaragua como vía de tránsito y solo permanecen como máximo una semana, esperando a que los coyotes los trasladen hasta México en una travesía por tierra a través de Honduras, El Salvador y Guatemala.

La expresidenta de la Cámara de Turismo de Nicaragua, Lucy Valenti señala que todo viaje que representa que las personas pernocten en el país de destino es turismo, indistintamente que la motivación, porque tienen un impacto en la economía. Según datos del Instituto Nicaragüense de Turismo, en 2021 un total de 312.000 turistas entraron al país durante ese año, de ellos 7.685 cubanos, en su mayoría durante diciembre, un mes después de instaurado el libre visado.

Aunque Valenti reconoce que buena parte de los cubanos que llegan a Nicaragua lo hacen con el propósito de emigrar ilegalmente a Estados Unidos. “Esta es la otra cara de la moneda de este jugoso negocio que algunos con vinculaciones al gobierno de Nicaragua están realizando con grandes ganancias para sus bolsillos a expensas de la desgracia del pobre pueblo cubano que en su desesperación por salir de un país que no les ofrece ninguna calidad de vida ni libertades cívicas ni derechos humanos hacen hasta lo imposible por reunir sumas excesivas de dinero para comprar su pasaje a la libertad”.

“Lamentablemente en Nicaragua hay quienes se prestan a semejante explotación”, indica Valenti.

Las autoridades cubanas no se han pronunciado sobre esta nueva ruta migratoria. Según Jorge Duany, el Gobierno cubano históricamente ha utilizado la migración como “válvula de escape”.

“A Cuba le interesa exportar una gran cantidad de personas descontentas con la situación económica y política en el país, y por otra parte están las remesas, porque esas personas en cuanto salen de Cuba empiezan a enviar dinero a sus familiares y esa es una de las formas mediante las cuales sobrevive tanto la población como el régimen”, señala el académico.

La diferencia ahora radica en que los migrantes se están moviendo por una ruta terrestre, diferente a la aérea y sobre marítima de los últimas olas, especifica.

“En el pasado había habido otras rutas como Panamá, Ecuador y menos comúnmente Guyana, pero ahora queda claro que a ruta Managua-Habana es la que está nutriendo ese éxodo”, insiste.

Por su parte, Managua niega que esté siendo usada como tránsito y autoridades de Turismo llegaron a decir que los cubanos viajaban a Nicaragua porque son “amantes de los volcanes”, lo que provocó una ola de memes y burlas en redes sociales.

“Nada de volcanes, yo viajé a Nicaragua porque me quería ir de Cuba. Los volcanes solo los vi en fotos. Eso sí, caminé por campos, selvas, crucé ríos, monté en cuanto medio de transporte terrestre se te ocurra”, recordó.

Una red internacional a base de miles de dólares y… confianza

La ruta Habana-Managua-Estados Unidos funciona a través de un intrincado mecanismo bien engrasado que se mueve con miles de dólares y a través de boca a boca. También, aunque parezca extraño, se basa en la confianza.

“Unas amistades que hicieron el trayecto hace muy poco nos dieron el contacto de una persona en Cuba que supuestamente tiene una agencia que vende pasajes a Nicaragua y te arregla todo el viaje”, contó a la VOA Nena, una cubana americana que arregló desde Miami el trayecto de un familiar y prefirió no dar su verdadero nombre ni detalles específicos para proteger a los viajeros, que en el momento de la redacción de este artículo se encontraban a mitad de camino.

Los supuestos agentes en La Habana tienen socios en Miami, donde se pagan los pasajes, vendidos casi al triple de su valor. “Al principio pensé entrar directamente a las aerolíneas, pero me di cuenta que ellos hacen lo mismo que los vuelos charters a Cuba: compran los vuelos completos y luego los revenden. Al final terminé pagando 7.200 dólares por dos pasajes. Es una falta de respeto porque tiene dos escalas de varias horas pero no había otra manera”, explicó.

Toda la operación se coordina vía WhatsApp y cuando se verifica el depósito del dinero, los pasajes se entregan varios días después. Los mismos “agentes” se aseguran de que cada viajero tenga su pasaporte actualizado y facilitan contactos para obtener tarjetas de vacunación y ofrecen reservas de hostales pertenecientes a la red de coyotes.

“Según los amigos que nos lo dieron es un contacto de mucha confianza. Es todo a través de contactos y amigos, no hay por supuesto ninguna vía legal que tú puedas ir a reclamar si algo pasa. Todo se basa en las recomendaciones, el boca a boca. Dice que son gente muy seria, muy buena y que se ocupan de ti. Te garantizan que llegues a la frontera”, refirió Nena.

Antes del viaje, el coordinador envía una foto del cartel que portará la persona encargada de recogerlos en el aeropuerto y ya en Managua les informan sobre cómo será la travesía y quienes los guiarán. El trayecto puede costar entre 5.000 y 10.000 dólares por persona y puede tardar entre un mes y 15 días.

“Si pagas más, llegas más rápido. Tengo un amigo que llegó en dos semanas porque lo montaron en avionetas. El dinero no se paga de una sola vez. Vas pagando por partes. Tengo entendido que no es un solo coyote, sino varios, de tal lugar a tal lugar es fulano, de tal lugar a tal lugar es otro. Al menos en el caso de mi familia”, especificó.

“Unos amigos incluso tuvieron que montar caballos porque el hostal donde se quedaron era en el medio del campo. Todo lo coordinan, tienen bien conectada la ruta y saben cuándo avanzar o no dependiendo a quien tengan comprado”, explicó Nena.

Las pequeñas fortunas que los cubanos gastan para llegar a Estados Unidos son en su mayoría préstamo de amigos y familiares que viven fuera. Muchos venden todo lo que tienen por el sueño de una nueva vida y un futuro.

“Yo vendí todo, hasta la casa que me dejaron mis padres. Y lo volvería a hacer”, aseguró Yailyn, quien ya está trabajando para pagar a quienes la ayudaron. “Me costará tiempo, pero prefiero trabajar aquí y ver el fruto de mi trabajo, que morirme lentamente allá en Cuba”.

*Con VOA