Opinión / Ensayos · 06/11/2021

Nicaragua: un país en cárcel

*Por Iván Cortez Espinoza

Policías, miembros del Ejército, Paramilitares, motorizados de las alcaldías, sapos y orejas Orteguistas en carreras de un lado hacia otro es el feo escenario que se observa minutos antes de las votaciones en donde la dictadura pretende perpetuarse mediante el terror implantado en todo un país centroamericano mediante las armas, patadas, torturas, amenazas, cárceles y violaciones. Ese es el estado actual de la Nicaragua sufrida.

La oposición que no está en el exilio y en las cárceles del Orteguismo continúa recluida en sus viviendas asediada, vigilada y amenazada por los asesinos a sueldo del Orteguismo. “Si sacan la bandera azul y blanco se mueren” es el decir entre Soldados del Ejército bajo el mando del asesino Julio Avilés. Por otro lado, paramilitares armados por la Policía y Ejército y sapos, también armados, por parte de los alcaldes Orteguistas a nivel nacional han convertido a un país en cárcel.

El Orteguismo desde el viernes recién pasado prepara escenarios festivos en los parques en los cuales celebraran el “triunfo” arrollador del Comandante y la Compañera. Así de enfermos están los que no miden las consecuencias en Nicaragua que más temprano que tarde recobrara su libertad.

El Orteguismo no disimula abusos al usar vehículos, tiempo, combustible, motos, camiones, dinero del pueblo nicaragüense a fin de llevar a cabo la farsa de unas elecciones que se han tornado en votaciones de orden familiar y de allegados. Dinero y apoyo logístico por parte de las Alcaldías Orteguistas están a la vista hacia los “Zonales” (Casas Sandinistas) del Orteguismo. Robo y abuso descarado que se impone mediante el Aka y Dragonov.

La orden de la tarde del Jefe de la Policía Francisco Díaz, consuegro de los dictadores, es que si éste domingo siete de noviembre alguien toma una sola foto en los centros de votaciones bien sea en el área externa o interna la guardia personal de Ortega está autorizada a detenerlos y luego serán acusados de violentar las normas electorales diseñadas por el propio Ortega y Murillo.

Otra maligna orden es que al concluir la farsa electoral si alguien se atreve a ir a observar las actas que tendrían que exponerse en cada centro de votaciones será encarcelado. Nadie puede visitar centro de votación alguno al morir la tarde a fin de verificar si su voto está o no contemplado en las actas que desde semanas atrás han sido manipuladas por los operadores Orteguistas dándole un “monumental triunfo” a la pareja de asesinos que destruye esta nación centroamericana.