Un grupo de nicaragüenses residentes en Nueva York, Estados Unidos, encararon ayer domingo al canciller orteguista Denis Moncada quien acudió a una misa en la iglesia Episcopal Protestante ‘Santa Cruz’ para hablar sobre el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y de las próximas elecciones generales en Nicaragua.
“Gracias a la iglesia por abrir las puertas y permitirnos opinar, esto es algo que no podríamos hacer en Nicaragua… Más de 140 personas están detenidas ilegalmente bajo leyes completamente institucionales porque van en contra de los derechos de los nicaragüenses, han coaptado todos los poderes del Estado, todo está al mando de la familia de Daniel Ortega y de Rosario Murillo, que son los únicos que deciden sobre la vida de todos los nicaragüenses”, dijo una joven nicaragüense que tomó micrófono luego de un discurso de Moncada en el templo religioso.
“Que lindo es escuchar sus palabras tan tranquilas refiriéndose al país donde está pisando, muy distintas a las que se escuchan allá en Nicaragua cuando se refieren a Estados Unidos. Quisiera saber hasta qué punto intentan llevar al país, porque actualmente ocho precandidatos que querían competir en las supuestas elecciones ‘libres’ de las que hablaba están detenidos sin poder ver a sus familias y algunos sin poder comer, y no existe ninguna respuesta de parte del gobierno de qué es lo que pretenden lograr. Nicaragua necesita del apoyo de la comunidad internacional para acabar con todas estas violaciones con los derechos humanos”, agregó la joven.
Moncada respondió que los opositores deben “actuar institucionalmente” y que el régimen orteguista ha actuado “prevaleciendo el orden legal” de Nicaragua.
Otro nicaragüense le dijo: “Le voy a hablar con respeto porque las autoridades de la iglesia me lo pidieron, pero desde mi corazón se lo dijo usted no se lo merece, el respeto, por ser cómplice de todos los crímenes de Ortega. Si usted dice que hay libertad de política (en Nicaragua) porqué están presos los precandidatos a Presidente”.
Tras los cuestionamientos de los nicaragüenses, Moncada terminó huyendo del lugar.