No más diecinueves
Hemos editado la enciclopedia completa de la falacia enraizada en la disfrazada, prometedora y brillante palabra, en la acción audaz del intrépido guerrillero, convertida en insaciable sed de poder y dinero, donde el sabor a República, la voz de próceres y la sangre de héroes, han sido apenas imperceptibles hálitos que restañan epidérmicamente las vetustas y agrietadas heridas del inacabado pillaje; hemos vivido del sueño profundo que transmuta indefectiblemente, hacia la pesadilla que cabalga desbocada, aceptando el dolor y la tragedia, como parte intrínseca de la nacionalidad amenazada, de la libertad conculcada y la negación multiétnica, que imposibilita el futuro.
¿Y es que acaso hemos tenido Nación, República, Territorio?, es difícil pensarlo, ante la entrega servil del lamebotas que privilegia al actor geopolítico, que marca la equivocada vanguardia de caducos sistemas, y conduce irremediablemente al caos del éxodo, la impagable deuda y la pobreza crónica. ¿Y qué decir de la Constitución y las Leyes?, no son más que manojos de papeles escritos, reescritos y vueltos a reescribir, que muestran el voraz tráfico de intereses rapaces de minorías inescrupulosas, carentes de bandera y de principios.
¿Y qué decir de nosotros?, la cuestionada mayoría, que apenas alcanza ser el callado grito, la inepta mano y el vano argumento, que no logra derrumbar el fracturado, inmoral y delictivo edificio, del cartel que celebra triunfos secuestrados y ensalza crímenes ajenos, que alinea sus zombies y repite música de antaño, bajo los aplausos y vítores raídos de pálidas figuras… ¿hasta cuándo?
Ezequiel Molina
Julio 24, 2023