Opinión / Ensayos · 30/11/2021

OEA del timbo al tambo con Nicaragua

*Por Armando Guzmán | Periodista

La evaluación de la situación de Nicaragua que se realizó el 29 noviembre de 2021 de conformidad con la Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana, dos instrumentos jurídicos del foro hemisférico, deja un sabor agrio a los sentimientos de más del 80 por ciento de los nicaragüenses.

Los cancilleres de la OEA otra vez más se van en habladas, pero no actúan.  Mientras el representante de los dictadores del Carmen, opresores del pueblo nicaragüense, hace uso de los canales de la OEA para hablar en nombre de un pueblo que los odia, el resto de países solo se van en retóricas, cumpliendo el guión establecido por Luis Almagro, que acusa, pero es el mayor defensor de los dictadores.

Cada vez que Almagro anuncia otra sesión para ver la crisis política, y de represión que abate a más del 80 por ciento de los nicaragüenses, volvemos a decir “otra vez más de lo mismo” prueba de ello, ayer no hubo resolución.

Mientras México, Bolivia, Argentina, San Vicente y las Granadinas acusan directamente a la OEA de injerencia e intromisión en los asuntos internos del Estado de Nicaragua, los representantes de la Organización de Estado Americanos, callan perversamente. Desde cuándo un vecino que ve a otro vecino masacrar o matar a su pareja o su familia es injerencista, solo por asumir el rol de defensor de alguien indefensa que yace en el suelo moribunda.

Nos gustaría como nicaragüenses que los señores de los países cómplices de los dictadores que espetan “injerencismo”,  de manera vulgar y lasciva, se pongan en los zapatos del 80 por ciento de los nicaragüenses, y prueben la represión y el odio de la familia Ortega Murillo, de sus cómplices, y  de las instituciones represivas (Policía-Ejército, Corte Suprema,  Fiscalía, Consejo Supremo,  Asamblea Nacional,  todos orteguistas), más la complicidad sin par de los cuatro representantes del Gran Capital criollo, encabezado por la familia Pellas.

Mientras la OEA busca como seguir de reunión en reunión Ortega-Murillo, cumplirá su cuarto mandato a sangre y fuego.