Opinión / Ensayos · 12/06/2024

Carta abierta a las juventudes nicaragüenses

Estimados compañeros y compañeras,

juventudes nicaragüenses:

A mis veintidós años de los cuales seis he estado en el exilio, estoy más convencido que nuestra generación es la principal víctima de los crímenes, errores y venganzas personales de lo que fue la dictadura somocista y el sandinismo, así como, los casos de corrupción y tratos por debajo de la mesa con el orteguismo que alguna vez protagonizaron los liberales, los conservadores o quienes ignorando por completo las denuncias ya hechas contra Daniel Ortega, y aún así, decidieron converger con él en 2001.

Hace seis años nos llamaron “la reserva moral de la nación” ahora las señoras y los señores de lo político, utilizando sus ventajas económicas, etarias y mediáticas han acabado por completo con la participación de las juventudes en las tomas de decisiones en cuanto a la oposición política al régimen Ortega Murillo, obstruyendo por completo las propuestas, criterios y acciones que desde distintas organizaciones hemos venido haciendo. Como consecuencia de esta violencia política a raíz de los privilegios, en diversos momentos hemos roto alianzas, denunciado faltas, les hemos trabajado en sus ONG’s por precarias retribuciones económicas; hasta llegar al punto de cansarnos, y abandonar los espacios.

Pasaron seis años de esos meses en los que muchas y muchos pensamos que podíamos perder la vida, y aún así, lo arriesgamos todo, porque creíamos que nuestra lucha era justa y que lograríamos un cambio, luego de habernos tomado universidades y ciudades completas, de estar en una mesa de diálogo pidiéndole cuentas al dictador, de haber pérdido amigos y amigas a manos de las fuerzas de choque, de haber sido presos y presas políticas, de que nos hayan expulsado de nuestras universidades y luego verlas expropiadas; ahora, estamos dispersos por distintos países, algunos buscando la manera de subsistir, más lejos que antes, de nuestras familias, universidades y de la sola idea de volver a casa, y sus medios de comunicación miramos a los mismos de siempre, a los de apellidos que no tienen más ideología que sus egos.

Como un ejercicio de honestidad, es importante reconocer que entre las juventudes nos hemos hecho daño también ¿y cómo no? Es decir, aprendimos a hacer política de generaciones que nunca se detuvieron a meditar y mucho menos a sanar y pedir perdón. Nosotros también hemos sido violentos, machistas, racistas, clasistas y oportunistas, siendo yo, el primero en cometer estas faltas, por consiguiente, pido una disculpa abierta a todas las personas que en estos años he irrespetado y llegado a dañar bajo la euforia de un cambio que nunca llegó.

Cometemos el error de pensar que nuestras propuestas son mejor que las del otro grupo, y si, somos juventudes diversas, de derechas, de izquierdas, religiosas, feministas, ambientalistas, miskitas, negras y algunas privilegiadas también, porque es así nuestro país, tenemos la riqueza de ser distintos; pero ese país, lo estamos perdiendo, tanto en manos de una dictadura como por la negligencia de un sector político obsoleto que fue incapaz de darle una alternativa de transformación a esa Nicaragua que en sus comunicados dicen apreciar.

Hago un llamado a la CUDJ, AUN, MU, AVANZA, ACCIÓN UNIVERSITARIA, UNIDAD JUVENIL, a las y los jóvenes independientes que tanto se han esforzado para visibilizar la crisis de nuestro país, a que nos pidamos las disculpas que tengamos que pedir y a ponernos a trabajar, no en una organización, si no, en un diálogo generacional, amplio, diverso, respetuoso, que nos permita crear acciones para recuperar el liderazgo político para que juntas y juntos podamos darle una alternativa a las y los nicaragüenses,  porque somos nosotros los que estamos viviendo el país que dejaron en ruinas, busquemos la fórmula para no heredar ese mismo país a las generaciones que nos sucederán.

Somos las juventudes que insurreccionaron la Nicaragua donde se repetía que sus jóvenes estábamos dormidos, donde nos aseguraron que no sabíamos de historia y les demostramos que cuando algo se centraliza en intereses personales, damos la media vuelta. Somos nosotras y nosotros, la generación con la capacidad intelectual para frenarles los pies a una pseudoélite que cada día se aleja más y más, de lo que verdaderamente le interesa a la sociedad nicaragüense, su libertad.

Conversemos, les invito a recuperar nuestro país.

José Montoya