Destacados / Opinión / Ensayos · 17/06/2024

¿De qué “unidad” están hablando?

*Víctor Obando Valverde

La existencia de los seres humanos siempre queda marcada por una u otra razón de trascendencia en sus vidas, y la mía quedó marcada hasta el tuétano después de abril de 2018.

Muchos jóvenes hemos pausado nuestro activismo político debido a las grandes diferencias que hay en los espacios de oposición, más, aun, en la gran competencia que hemos ya cultivado entre nosotros mismos. Me es absurdo leer mensajes de textos de grupos políticos, personas declarándose ser de derecha, centro derecha, o derecha extrema, tildando, atacando, condenando e inclusive maldiciendo, a los grupos o personas que no piensan como ellos, y se me viene a la mente las palabras de María Montessori: “todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia y la competencia es el principio de cualquier guerra”.

Entonces ¿De qué “unidad” están hablando?

Mi infancia estuvo llena de anécdotas de guerra desde mi abuela y luego mi mamá, a quiénes en diferentes momentos de sus vidas cuando se les asomaba el recuerdo de lo que fue la guerra de los 70s y los 80s en Nicaragua, ellas expresaban esos recuerdos y me los transmitían de forma directa como quien pone una inyección a una persona hasta que me apropié de esos relatos y comencé a sentir que yo también era parte de ese asunto de conflicto social llamado “guerra”. Es por ello que en algunas ocasiones siento que yo soy un heredero del viento en la continuidad de búsqueda de una solución a este gran problema que durante décadas viene afectando a miles de nicaragüenses. Fue una transmisión directa la que hizo mi mamá y mi abuela conmigo de plantar ese sentimiento de todo lo que se sufrió en la guerra, esa semilla plantada que germinó en abril 2018. No puedo olvidar ver a mi mama llorando y cantando canciones de la revolución sandinista, diciéndome: en la época de Somoza esto era prohibido, si se daban cuenta la guardia llagaba a tu casa, destruían el radio y allí mismo de mataban. Muchos crecimos escuchando estas historias y definitivamente le creo a mi madre. Y ahora que soy un joven involucrado en estos asuntos políticos, se y estoy claro que la dictadura de Somoza fue brutal y sanguinaria, y vale la pena recalcar que fue una dictadura dinástica de derecha, entonces, ¿Por qué estos grupos centran sus esfuerzos para hablar tan mal de la izquierda?

Y me pregunto nuevamente: ¿De qué “unidad” están hablando?

Definitivamente, vengo de rices sandinistas, he escuchado cada una de las canciones de la revolución, sobre todo el repertorio de la misa campesina, y me gusta, pues es, y, será un legado cultural nicaragüense. Esto no significa que mi familia, o mi madre no tengan ahora un pensamiento muy distinto al de antes de abril 2018.

Cuando leo o escucho sobre declarar al FSLN como una organización terrorista, estoy completamente de acuerdo, pero, tachar, tildar, declarar, maldecir e inclusive que se exprese la palabra: desaparecer a la izquierda, me parece que es un grave error de los juran con golpes de pecho y con una aguda verborrea decir que son de la derecha. Entonces me genero nuevas preguntas, ¿Nos van a mandar a matar a todos los que no somos derecha? ¿Van a quemar los libros de historia de los 80 y 90 de Nicaragua? ¿Tendrá suficiente poder ese grupo de la derecha, centro derecha o derecha extrema para sacar a la dictadura ellos solos? ¿Se van a convertir en los nuevos Somozas, o, los nuevos OrMus de Nicaragua?

Seguimos practicando el principio de competencia, guerra entre la oposición de izquierda y derecha, y cero unidad.

Algo que no podemos negar siendo de derecha o de izquierda, es la pobreza de nuestro país y el sentimiento de tristeza que nos genera esto. “Qué triste se oye la lluvia en los techos de cartón” y se me vienen a la mente las imágenes de algunas zonas de Managua donde las personas se toman un pedacito de tierra de las que piensan ellos que están abandonadas y allí construyen sus champitas a punto de pedazos de zinc que se encuentran en los basureros, trozos de tablas y plástico negro que hace llamar más la atención de su humilde hogar, y por supuesto, también, cartón. Qué triste vive mi gente en las casas de cartón, porque no tienen que comer y toca salir a como dice el buen nicaragüense: a jugársela para ganarse el pan de cada día. Coyol quebrado, coyol comido, esa la triste realidad de la mayoría de los nicaragüenses que no tienen un ingreso fijo para comprarse una provisión en el mercado, lo más barato y guardar en casa para que en los días malos tengan ese sustento que necesitamos los seres humanos para vivir, comida.

Y en aras del verdadero compromiso que nos debería unir, no veo, no leo, no escucho a nadie trabajando en una comisión de Justicia, levantando lista de persona que han cometido crímenes de lesa humanidad, un equipo de investigación profesional para desde ya brindar pautas de construcción de cimientos de justicia y condenar con un debido proceso a las personas que han dirigido grupos de ataques en contra y matanza de nicaragüenses de los 70s, 80, hasta el día de hoy, y así enviar un mensaje a nuestros ciudadanos que en manos en esta generación de políticos, me refiero a los jóvenes, incluyéndome, si se va a impartir Justicia de verdad, y no más amnistía, no más pactos y lavaros de cara social. Es por ello que quiero hacer a través de este escrito un compromiso público con los nicaragüenses, ahora que he vuelto a ser parte de una organización política opositora: La Gran Confederación GCON, siendo parte de la comisión de justicia, comprometerme amplia y abiertamente, más allá de mi inclinación de ideal político, mi compromiso es: las victimas de abril: asesinados, lisiados, presos políticos y secuestrados. Un gran tema, por cierto, y de tenaz ejecución.

Abrazo la iniciativa pública de José Montoya “Chepito” de promover un diálogo abierto entre juventudes, una tarea casi imposible, primero por nuestras diferencias difíciles de superar, y luego el hecho de vivir en países muy lejanos. Añadir que no veo a ninguno de estos jóvenes colegas representándome en un espacio de poder político, se han dejado llevar por la contaminación de quienes los formaron (asesores políticos), de quienes los crearon, de quienes movían los hilos y les escribían los discursos; vienen arando su camino para la construcción de su perfil y encajar por ellos y para ellos y no para el país. Ya los veo sentados en la asamblea nacional, escoltados hasta los dientes, gritándose, haciendo peso y contra por quien tiene la razón, a como está sucediendo en este momento. Conspirando con saña, premeditación y alevosía para hacer caer y dejar en mal al bando contrario. Son raros y contados los perfiles esperanzadores que quedan en la lucha por la libertad de Nicaragua. Ojalá el tiempo me diga lo contrario y si se pueda dar ese dialogo entre juventudes nicaragüenses y tengamos buenos políticos en nuestro futuro congreso. Mientras tanto seguimos al pendiente de todo lo que va aconteciendo en la coyuntura nacional e internacional nicaragüense.

Atentamente,

Víctor Obando Valverde.